Que el responsable del PP para asuntos de Justicia sea Federico Trillo resulta bastante bochornoso. Durante su mandato como ministro de Defensa se produjo el desastre del Yak 42 siendo él por tanto responsable político del criminal y vergonzoso hecho de que varios de los militares españoles muertos en el accidente fueran enterrados de cualquier forma, bajo identidades falsas y hasta con los restos de los cadáveres mezclados, y todo por cubrir las apariencias. El hecho fue visto en los tribunales y estos condenaron a varios mandos militares. Pero no a Trillo que, sin embargo, debiera haber admitido su responsabilidad política, retirándose de la vida pública, especialmente despues de haber negado "rotundamente" que militares del Yak-42 fueran enterrados sin identificar. Conociendo el paño es posible que Trillo sostenga que no faltó a la verdad puesto que los militares fueron todos identificados. Él no dijo que hubieran sido bien identificados. Pero el hecho de haber sido mal identificados no sólo no lo exonera de responsabilidad política sino que se la agrava.
Sin embargo ahí está, exigiendo a todo el mundo conductas que él no tuvo la gallardía de adoptar. Al contrario, algunas de las que adoptó aun lo descalifican más como representante de nada, como el gesto de arrojar una moneda a una periodista que le había hecho una pregunta sobre el caso Yakovlev 42. Al margen de consideraciones morales o de buen gusto parece que lo que se valora en Trillo y por lo que ocupa el puesto de responsable de justicia es por su habilidad procesal y su capacidad para sacar de apuros a sus compañeros de partido imputados por delitos y meter en ellos a los adversarios políticos o, llegado el caso, algún representante de los poderes públicos que no actúe según la doctrina trillesca.
Sin embargo tampoco parece que en este campo la fama haga honor a la realidad. En el caso Gürtel que es al que se orienta toda la estrategia política y judicial del PP, no ha conseguido prácticamente nada. Con la última decisión del juez valenciano, Camps está más cerca que nunca de sentarse en el banquillo del proceso por los tres tristes trajes.
En el caso Troitiño, Trillo ha desplegado todas sus habilidades y el PP ha respondido como una maquinaria bien engrasada atacando en todos los frentes, judiciales y políticos. Los mismos que en 1998, en plena no negociación con ETA excarcelaron a un puñado de etarras, incluido uno que volvió a delinquir cometiendo un asesinato, los mismos que en 2002 no impidieron la fuga de Josu Ternera, siendo ministro del Interior Rajoy, esos mismos exigen ahora que se investigue y empapele a los jueces que han autorizado la excarcelación de Troitiño, que el Gobierno admita su negligencia (cuando no su perversa táctica de negociar con los etarras), que el ministro del Interior reconozca que incumplió su deber no deteniendo al etarra liberado "preventivamente" una vez que el fiscal hubo recurrido la decisión de excarcelarlo. ¿Por qué no se tomarán un respiro y se van de procesión a ver si a la vuelta, consiguen decir algo que tenga sentido?.
Como se ve, no hay caso y, como de costumbre, Trillo no da ni una. El tribunal ha cambiado su criterio pero en el ínterin Troitiño se ha hecho humo. Nada más. Nada que objetar. No hay culpables. El único culpable es Troitiño, pero vaya Vd. a decírselo. Entonces, si no hay caso, ¿por qué esta zapatiesta a cuenta del etarra evanescente?
Para convertirlo a su vez en humo con el que tapar lo que realmente preocupa en la derecha, que es el caso Gürtel. Faisán, Troitiño, declaraciones de Aznar, exabruptos de Cospedal, Fabra o González Pons, maquinaciones de Trillo, todo con tal de que no se hable de la Gürtel, que se silencie su existencia, como se hace en Canal Nou, la TV valenciana gracias a los desvelos de Camps. Y que si le hubieran dejado, habría acallado también las televisiones nacionales, públicas y privadas.
Pero esto no es posible; la Gürtel no se puede silenciar porque es un entramado presuntamente delictivo que afecta a la estructura misma del PP, a su financiación y a sus relaciones con multitud de administrados. Porque cuando no viene por el lado del imprevisible Camps, llega a través de una vicisitud del juez Garzón en el proceso que se le sigue por las escuchas del caso Gürtel, precisamente. Gürtel es un cadáver que arrastra el PP quien cada vez se parece más a aquel exaltado joven de El perro andaluz que en su frenesí acaba arrastrando a pelo dos pianos de cola con dos seminaristas y un ternero muerto. Eso no hay trillo que lo trajine.
(La primera imagen es una foto de Helene C. Stikkel, en el dominio público, vía Creative Commons y la segunda un fotograma de El perro andaluz.