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Qué tenga que ver esto con la Hispanidad es un misterio. La Hispanidad en sí misma es un misterio, objeto de todo tipo de críticas, contracríticas y desacuerdos no solamente a ambos lados del Atlántico sino en cada uno de los países que la integran. Las diferencias de interpretación son abismales, desde quienes consideran el descubrimiento de América la puerta de entrada del mundo a la Modernidad hasta quienes dicen que, de descubrimiento, nada: el primer genocidio de la historia. La Hispanidad, el concepto del cura Zacarías de Vizcarra, recogido y ensalzado por Ramiro de Maeztu, hizo fortuna singularmente entre los falangistas ilustrados al estilo de Giménez Caballero pero no solamente entre ellos ya que, por ejemplo, es la base del gentilicio gringo de Hispanic, que se usa mucho como elegante intermedio entre el blanco y el negro. La Hispanidad, ese terrain vague en el que se libra el eterno contencioso de España consigo misma.
Es en la propia Hispanidad en donde vuelan los botellazos. Por ejemplo, no es casual que muchos países latinoamericanos celebren el desfile militar en conmemoración de su independencia de España. La Hispanidad está hecha por pueblos que se separaron de España mediante la guerra. y, unos más que otros, han mantenido relaciones difíciles con la Madre Patria. Sin embargo eso no quiere decir que no haya entre ellos conciencia de comunidad hispánica. El domingo se celebró en Nueva York el desfile del día de la Hispanidad, precisamente presidido por España y con participación de los países latinoamericanos. Pero fue un desfile civil, pacífico, festivo.
Esa es la gran diferencia. ¿A quién diablos se le ocurre celebrar el día de la Hispanidad con un desfile militar que es siempre algo amenazador, una demostración de fuerza y, encima, inútil? ¿Cómo defender una idea de la Hispanidad en tanto que comunidad de lengua y cultura mandando por delante al Tercio de Extranjeros? Si los españoles queremos constituir algo parecido a la Commonwealth o a la Francophonie, que nos queda un trecho, tendremos que mostrar algo más de tacto.
Propongo suprimir el desfile militar (ese "coñazo", al decir de un espontáneo y sincero Rajoy) de una vez por todas, el 12 de octubre o cualquier otro día y sustituirlo por una alegre fiesta y parada civil con participación de los países latinoamericanos de los que hay amplia representación en España. Eso contribuirá algo a su integración.
Por otro lado, si de lo que se trata con el desfile es de disuadir a algún potencial enemigo, bastará con enviarle un pen drive con un estado general de las fuerzas armadas con el detalle que se juzgue estratégicamente conveniente.
Suprimiendo el desfile nos ahorraríamos los abucheos que son la forma del rebuzno con que los zangolotinos de Nuevas Generaciones y sus mamás y papás del barrio de Salamanca obsequian todos los años a Zapatero, al Rey y, de paso, a esos caídos que tanto dicen honrar
(La imagen es una foto de Roberto García Fadón, bajo licencia de Creative Commons).