dilluns, 11 d’octubre del 2010

La monarquía comunista

Bueno, ya está: el Líder Supremo o Querido Líder Kim Jong-il, Presidente de la Comisión Nacional de Defensa, Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea y Secretario General del Partido de los Trabajadores de Corea (PTC) (partido comunista), el mandamás absoluto de Corea del Norte, parece haber decidido que su sucesor sea su tercer hijo, el jovenzuelo Kim Jong-un, de 27 años. Previamente lo ha hecho nombrar General de Ejército o sea, el máximo mando del ejército por debajo del Capitán General; también lo ha cooptado al máximo órgano de dirección del PTC. Tras este vertiginoso y sin duda merecidísimo ascenso, insisto, a los veintisiete años, el mozalbete se ha mostrado junto a su padre (quien, como se ve, siempre decide en bien del pueblo) en el día de fiesta más grande del país después del de cumpleaños del Querido Líder: el de las fuerzas armadas. Hay un elemento iconográfico camp en ese hecho. Recuerda las apariciones (y desapariciones) en la tribuna presidencial de la Plaza Roja en Moscú durante los desfiles del 1º de mayo y del aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria. Los kremlinólogos entonces y los coreanólogos ahora, interpretaban los leves movimientos de aquel poder paquidérmico y hierático escudriñándolos en busca de señales sobre las tendencias, favores y desgracias.

En este caso ya no es una tendencia sino un hecho práctico que Corea del Norte es una monarquía comunista. Alguien podría pensar que este enunciado es un oxímoron como El banquero anarquista de Pessoa. Pero igual que el banquero razona y demuestra que se puede ser banquero y anarquista (incluso, que la única forma de ser anarquista es ser banquero) sin duda los comunistas podrán demostrar que cabe la monarquía comunista y que la única forma de implantar el comunismo es a través de la monarquía. Con lo cual no se explica porqué tienen esa manía al Borbón actualmente reinante en España, cuando bastaría con convencerlo de que se afiliara al partido o, mejor, que aceptara la Secretaría General. Y él, demócrata como dice ser, seguro que lo hacía encantado una vez que hubiera visto lo bien parado que queda el monarca coreano con una prensa sumisa y unos medios que lo aclaman mientras que en esta seudodemocracia española todos y todas se creen con derecho a criticar a la Corona e, incluso, pedir su sustitución por una república, como este impertinente bloguero.

Porque de monarquía se trata se pongan sus partidarios como se pongan. La esencia de la monarquía es el carácter hereditario del poder dentro de la misma familia. Es verdad que ha habido monarquías electivas, como el Sacro Imperio pero el meollo de la monarquía es el principio dinástico, la trasmisión de la corona de padres a hijos que, en el fondo, es la trasmisión del Reino en su concepción premoderna de propiedad del Rey. Y eso es lo que sucede en Corea del Norte. Y no porque el "Príncipe de Asturias" coreano haya aparecido en el desfile, desatando especulaciones que pueden ser o no ciertas, sino porque su señor padre, el omnisciente Kim Jong-Il, a su vez, fue en su momento el heredero del suyo, abuelo del actual sucesor y fundador de la gloriosa dinastía Kim, Kim Il-sung, padre de la Patria, secretario general del PTC y creador del Estado de Corea del Sur.

En teoría el comunismo y la monarquía no son compatibles. ¿Será entonces que Corea no es comunista? Los comunistas, como suelen, están divididos: unos dicen que sí y otros que no, admirable prueba de unidad doctrinal. Quienes dicen que sí razonan que no hay que perder el tiempo en consideraciones superestructurales sino atender a la vida real de la gente y el modo de producción, la enseñanza, la sanidad, el nivel de vida, etc., etc., lo que suele invocarse para justificar la tiranía. Y apoyado en una variante simpática del pragmatismo de Mel quíades Álvarez y su teoría de la accidentalidad de las formas de gobierno. Gato blanco, gato negro; lo importante es que cace ratones. Rey o plebeyo, lo importante es que el comunismo avance. Pero esto último no suena nada convincente.

Los comunistas "negativistas", los que niegan que Corea del Norte sea un Estado comunista salen mejor parados a corto plazo, pero mucho peor a largo porque deben explicar qué sea entonces un Estado comunista. Y héteme aquí que no lo hay. Tampoco la República Popular China, aunque dice ser comunista, es comunista de verdad para los negativistas. De serlo tendrían los comunistas que explicar cómo sería compatible el comunismo con las formas más brutales de acumulación primitiva de capital con explotación salvaje de la mano de obra tanto en beneficio privado como del Estado.

A su vez, tampoco la Unión Soviética era una sociedad verdaderamente comunista. En realidad, se hundió precisamente porque no era comunista. Esto se oye y se lee, no me lo invento. He llegado a oír que, cuando se hundió, la Unión Soviética era en realidad un Estado fascista. Y si la Unión Soviética (sobre cuya naturaleza como Estado llegó a debatirse tanto como sobre la cantidad de ángeles que cabían en la cabeza de un alfiler en la Edad Media) no era un Estado comunista, ni mención merece hacerse de sus hijuelos en Europa central y oriental. En verdad unas satrapías en las que la corrupción de la metrópoli moscovita se intensificaba y adquiría colorido local. Personajes como Ceaucescu, Ladislao Gomulka o Erich Honecker eran tan comunistas en su actitud vital como el banquero de Pessoa era anarquista, pero mucho más indecentes y despóticos.

Ningún país comunista ha sido verdaderamente comunista. Entonces ¿qué es el comunismo? Una teoría que no se puede refutar ni siquiera a través de los resultados que ella misma produce es una teoría inefable, una teoría no científica según los criterios de Popper. Y eso para el comunismo es mortal porque siempre ha sostenido ser científico. Y no; resulta ser utópico: una doctrina excelsa, suma de todo bien sin mezcla de mal alguno (como la virtud en el catecismo del Padre Ripalda), siempre que no se aplique en la realidad. Cuando se hace, da lugar a unas monstruosidades de las que, como se ve, reniegan sus propios partidarios... cuando, para suerte propia, pueden hacerlo porque viven en otra parte.


El lector avisado habrá observado que queda fuera de la consideración el caso de Cuba. No merece la pena entrar en una manigua de tanta pasión y en la que los españoles suelen perderse por razones afectivas. A los efectos del post puede señalarse la variante cubana de la sucesión, que no es de padre a hijo sino de hermano mayor a hermano menor. El caso es que prevalezca la familia, célula básica de una sociedad católica como la cubana.


(La primera imagen es una foto de The Globe and Mail, uploaded on en.wiki 08:20, 30 September 2010 by Harro5 and transfered on Commons. En cuanto a la licencia, se invoca el siguiente criterio de Wikipedia: An image of historical importance as the first photograph of Kim Jong-un officially released by the Democratic People's Republic of Korea. The image was first published in Rodong Sinmun, as BBC News reported. An equivalent free version would be difficult to obtain, since Kim Jong-un makes few public appearances, and North Korea is a closed country).

(La segunda es una foto de Inmigrante a media jornada, bajo licencia de Creative Commons).