Por lo que va sabiéndose del anteproyecto aprobado ayer por el Consejo de Ministros, el Gobierno parece decidido a impulsar medidas que no solamente ayuden a salir de la crisis sino que exploren nuevas vías de desarrollo. Que el plan llegue a ser un "nuevo modelo económico", término rimbombante que recuerda la "Nueva Política Económica" de los bolcheviques, parece más dudoso. Pero menos da una piedra. Sobre todo es bueno que la autoridad siga implicada en reformar y agilizar las relaciones entre el Estado y la economía ahora que parece que se avecina una segunda y demoledora etapa de la crisis con la posible quiebra de algún país de los Emiratos Árabes Unidos.
Son muy de aplaudir la reducción de los trámites burocráticos para la creación de empresas y la garantía de pronto pago de las administraciones públicas cuyas infinitas demoras han llevado a muchos al cierre. Es fantástico que haya acceso universal gratuito a banda ancha con un mega de velocidad y resulta también muy conveniente que se agilice el mercado de alquileres de vivienda con mayores desgravaciones para arrendatorios y arrendadores.
Lo más prometedor me parece la fijación de planes de inversión en infraestructuras a medio plazo contando con múltiples fuentes de financión que incluyen la UE, el ICO, el Estado y la participación del sector privado a través de las empresas mixtas, todavía por explorar en España. Todo ello, conjuntamente con una mayor vigilancia de las entidades financieras y la previsión de que sean los accionistas quienes voten los salarios de los directivos son tambièn reformas que se habían hecho urgentes con la crisis.
Pero para hablar de "nuevo modelo productivo" harían falta otras reformas de mayor calado y con una orientación más definidamente de izquierda como otra política fiscal con mayor progresividad y la creación de una banca pública que respalde la política económica que hasta la fecha está a merced de una banca opaca sólo interesada en recibir recursos públicos para mantener sus beneficios.
De ahí a decir que el anteproyecto de ley de desarrollo sostenible retrotrae al país a los tiempos del franquismo, como hace el señor Montoro, media un abismo. Cabe conceder que este señor y la derecha que representa saben mucho de franquismo porque es el régimen con el que simpatizan y al que no condenan y es pura mistificación que lo empleen para descalificar la única propuesta coherente que se ha hecho en el país para salir de la crisis. Por ejemplo, acusan al Gobierno de no bajar los impuestos pero ¿hay algo más franquista que los impuestos directos bajos e, incluso, inexistentes?
(La imagen es una foto de 20 minutos, bajo licencia de Creative Commons).