Los medios han venido señalando las diferencias que se dan en el modo de reaccionar de los tres principales mandatarios del PP ante el caso Gürtel, esto es, la señora Aguirre y los señores Camps y Rajoy. Los dos primeros que aparecen más o menos directamente afectados por la trama corrupta han aplicado estrategias distintas, incluso contrapuestas, pero lo han hecho con determinación y perseverancia. El tercero, el señor Rajoy, el que menos pringado aparece en el betún corrupto aunque quizá sea quien lo esté más pues no atajó la proliferación de las maquinaciones presuntamente delictivas a pesar de haber dicho lo contrario, ha dado abundantes pruebas de falta de determinación, de desconcierto e inseguridad. Considerar estas diferencias sirve para apreciar las que hay entre caracteres de personas, cosa siempre interesante, pero es de poco momento para dictaminar si alguno de los tres sale mejor parado de este tifón que es el caso Gürtel. Porque no lo está ninguno y a los tres va a llevárselos por delante a causa de los hechos en investigación cuya magnitud y trascendencia van tomando cuerpo día a día en una opinon pública que descubre, asombrada, cómo partes enteras del país, especialmente Valencia y Madrid, han estado gobernadas por una coalición de granujas y chorizos todos ellos presuntos por supuesto.
En cuanto al señor Camps ahora se sabe que la astracanada montada hace unos días con motivo del sacrificio de su secretario regional, vino precedida de amenazas al señor Rajoy en la famosa entrevista de Alarcón y culmina, por ahora, en que el señor Costa sólo ha sido destituido nominal o simbólicamente pues de hecho sigue actuando de secretario general del PP valenciano, lo que demuestra que la autoridad del señor Rajoy no traspasa las puertas de la calle Génova 13 y aun dentro del edificio estaría por ver si se le reconoce alguna. El hecho de que haya tenido que apresurarse a desmentir en público lo que está tramando en privado, la sustitución del señor Camps, deja claro que su margen de actuación se reduce por días. Pero eso no contribuye a salvar en modo alguno al Curita que, se ponga como se ponga y aunque se ponga su mejor trajecito, no es más que un cadáver viviente vampirizado por el Bigotes que es quien en verdad ha estado haciendo y deshaciendo en el antiguo Reino de Valencia al tiempo que supuestamente saqueaba las arcas públicas en honor del siglo y del Altísimo. La momentánea guinda (vendrán más) de este pastel de voraz rapiña la pone el Vaticano que ya ha manifestado su disgusto asegurando que el caso de Valencia es "ciertamente feo", probabemente molesto también porque, puestos todos a robar con motivo de la visita del Santo Padre, nadie se acordara de dar el correspondiente diezmo a la Iglesia. En todo caso, resumiendo, el Curita está ya en primera línea de fuego y la próxima información sobre alguna fechoría gurteliana lo hará caer sin remisión.
Ahora parece tocarle el turno a la señora Aguirre. Su aparente determinación a la hora de exigir responsabilidades a sus subordinados que algunos medios le han alabado cayendo así en la trampa que la taimada señora les habían tendido, en el fondo es pura pacotilla escenográfica como todo lo que hace. Comparado con ella el señor Camps es un aprendiz de gobernante posmoderno. Porque tiene mérito ser en verdad la más tocada por el caso Gürtel y conseguir que algunos medios te acepten la superchería de que no solamente no eres su beneficiada sino su némesis. El estilo de la señora, contundencia y desplante, silencio y garrulería de Chamberí, le ha estallado finalmente en el rostro decomponiéndole la figura. Veamos:
- No ha dado una explicación aceptable del caso del espionaje a miembros del PP supuestamente organizado y ejecutado por gente de su gobierno, alguna de su máxima confianza.
- Sigue sin decir nada sobre el venenoso asunto de la fundación fantasma, Fundescam, nutrida de fondos oscuros, según parece por su rendido admirador, señor Díaz Ferrán, que no tiene dinero para pagar a sus trabajadores pero sí para invertirlo, según parece, en conseguir la reelección de la marquesa cojonuda.
- Por último, a raíz de una minuciosa investigación de Público sobre la frenética actividad pública de la señora, ha resultado que ha sido ella, la ínclita lideresa, quien se ha beneficiado (a efectos de representación institucional, no personalmente) de la práctica fraudulenta de la trama de trocear los contratos obtenidos con prácticas mafiosas y quien, en definitiva, dada la magnitud del fraude (más de trescientos contratos por valor de millones de euros) no solamente es responsable política última del desaguisado sino penal y directa puesto que han sido todos sus departamentos a sus órdenes quienes han estado contratando con la trama corrupta prácticamente hasta ayer.
De hecho la señora Aguirre, como el señor Camps, están en estos momentos luchando por sus respectivos pellejos y su porvenir se me antoja aciago. Por supuesto, la non entity del señor Rajoy no cuenta en absoluto. Lo que haya de pasar en el PP, pasará por encima de su cadáver, que ya está en exposición.
(La imagen es una foto de Rafel Gómez Montoya, bajo licencia de Creative Commons).