A diez meses de que se retiren definitivamente los gringos del Irak, dos después de que haya comenzado la evacuación de las tropas de las ciudades y a tres meses de las próximas elecciones, la situación en el país empeora por días y vuelve a ser el caos de atentados, destrucción, asesinatos, secuestros, robos, violaciones que ha sido en estos últimos seis años, desde que tres desaprensivos que deberían estar pagando por su culpa, decidieran en las Azores (con la complacencia del untoso señor Barroso, hoy presidente de la resbalosa Comisión europea) que podían invadir y saquear tranquilamente un país a más de diez mil kilómetros de distancia, masacrar a sus ciudadanos, torturar a sus combatientes, violar a su mujeres y demás gratas consecuencias de una guerra de rapiña; que todo eso salía gratis y que se podía presentar al mundo no como la salvajada que era para enriquecer a cuatro sinvergüenzas y para satisfacer el primitivo anhelo de venganza del señor Bush, sino la llegada de la democracia a un soleado país en el que hasta entonces reinaba una odiosa dictadura.
Seis años después el Irak está en ruinas, sus riquezas expoliadas, su patrimonio histórico-artístico esquilmado, su población aniquilada, empobrecida, desplazada, el gobierno no controla el suelo que pisa (como prueban los dos coches bombas de ayer directos contra dos edificios oficiales), han muerto miles de soldados gringos y decenas de miles están heridos, mutilados o destruidos psicológicamente. Una ruina, un desastre, para el Irak, para los Estados Unidos, para el mundo entero.
Entre tanto, los tres sujetos que perpetraron la fechoría no solamente no se arrepienten y no se ocultan debajo de las piedras sino que alguno de ellos, como el señor Aznar, aun gallea por las universidades y gasta chirigotas sobre su mentira de las armas de destrucción masiva para causar este destrozo en los intereses de la humanidad entera.
Los Estados Unidos no pueden ganar esa guerra, como no ganaron la del Vietnam y si el señor Obama ha salido elegido presidente es porque traía un plan para sacar a los chicos de la ratonera desértica. Lo que no está claro es si el plan puede realizarse sin aumentar la catástrofe en que ya está el Irak. Supongo que no y que la retirada de los estadounidenses sumirá al país en un caos al estilo Somalia, con un retorno al estado hobbesiano de naturaleza.
¡Que cara paga la humanidad la codicia, la soberbia, la estupidez de sus gobernantes!
(La imagen es una foto de controlarms, bajo licencia de Creative Commons).