Es muy difícil, por no decir imposible, que un medio de comunicación de respetable audiencia renuncie a la pretensión de influir sobre el gobierno de un país en defensa, sobre todo, de sus intereses como empresa. Será raro que se reconozca tan crudamente y la relación de influencia se disfrazará de defensa de unos u otros valores, sugerencias acerca de cómo servir mejor a la causa de la libertad, del bienestar del pueblo, o los avances del socialismo pero en el fondo del vaso aparecen siempre los intereses materiales de la empresa que, si no obtiene los favores del gobernante actual es porque espera conseguirlos del siguiente, razón por la que aquella se integra voluntariosamente en el frente crítico en forma de oposición.
Esta situación se ha roto recientemente. El Príncipe parece contar con otro asesor o informante, o defensor, lo que ha provocado una reacción de despecho y celos en El País que ha ido escalando a una situación de enfrentamiento claro. La cuestión en litigio, la TDT de pago que el Gobierno ha autorizado mediante Decreto Ley en agosto, cuando Franco subía el pan, para evitar las protestas sociales y que PRISA considera en detrimento de sus intereses.
Rompió el fuego indignado el señor Cebrián con un artículo el 21 de agosto de este año titulado Un desatino en el que esgrime como arma crítica la escasamente novedosa teoría de que el recurso del Ejecutivo a los procedimientos legislativos es perjudicial para la democracia; que el gobernante que se vale de decretos leyes no es un demócrata, vaya. Podía haber llevado el tropo hasta sostener que el señor Rodríguez Zapatero es como los zares, pues gobierna por ukase, esto es, decreto en ruso. Siguió el el 29 de agosto el señor Peces-Barba, referente icónico del grupo PRISA para el socialismo moderado, centrado, asumible por la empresa, con un artículo titulado Un compendio de errores y engaños en el que pone a caldo al Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, reponsable de tremendos errores y engaños el principal de los cuales es prescindir alegremente de la sabiduría de las canas para echarse en brazos de veleidosos jovenzuelos. Sólo se salva el señor Tomás Gómez, jefe del socialismo madrileño que ha tenido la presciencia de encomendar su programa electoral al señor Peces-Barba. Por contra el pobre señor Caamaño, ministro de Justicia, recibe una buena tunda a cuenta de su ignorancia jurídica.
Recientemente, los ataques ya no son solamente en la sección de opinión sino que encarnan en la información misma de portada del rotativo. Ayer el diario contaba en primera que El desconcierto se extiende en el PSOE a raíz, además, de la resignación del acta de diputado del señor Pedro Solbes, varias veces ex-ministro. Esta dimisión se une a las de otros próceres también ex ministros y sirve al diario para concluir que cunde el desánimo en el socialismo español, conclusión que, de seguir siendo buenas las relaciones entre el Gobierno y el diario hubiera sido muy distinta, alabando la modernidad de un partido que renueva sangre y vigor desprendiéndose de los jarrones chinos a cambio de gente motivada y preparada.
El grupo PRISA maniobra ahora mismo para evitar que el Congreso convalide el Decreto-Ley de agosto y lo inevitable se convierta en ley. Pero no está claro que lo consiga. Parece que, de momento, cuenta con el voto negativo del PP. Extraña cómo los perspicaces gestores de PRISA no se dan cuenta de que airear ese voto es el método más seguro de no conseguir ningún otro de los que necesitaría para impedir que la propuesta de Zapatero tenga mayoría absoluta y se convierta en ley orgánica pues afecta al derecho fundamental a la información. Si tal cosa sucede puede que la siguiente información sea que hay una insurrección en el PSOE en contra del autoritarismo zapateril.
(La imagen es una foto de Micora, bajo licencia de Creative Commons).