Francia acaba de extraditar al etarra Aitor Aguirrebarrena Beldarrain, acusado en España, entre otros crímenes, del asesinato del periodista José Luis López de Lacalle. Me he quedado mirando el retrato del presunto asesino sin saber muy bien porqué, quizá en la esperanza de encontrar alguna pista o clave que me ayude a entender aquel crimen tan absurdo como odioso. Sin éxito, por supuesto. Ese rostro anodino, de mirada vacuna y ausente y expresión tarda corresponde a alguien que asesinó (si lo hizo él) a quien le dijeron que asesinara, sin saber nada de su víctima. Probablemente lo ignoraba todo acerca de José Luis López de Lacalle.
Pero yo no. Conocí a José Luis en el año 1968 en el penal de Soria en el que cumplía condena por asociación ilícita pues era miembro del Partido Comunista de España mientras que yo lo hacía por propaganda ilegal y manifestación no pacífica y no pertenecía a partido alguno. A pesar de nuestras discrepancias políticas nos hicimos amigos rápidamente porque era un hombre abierto, inteligente y franco y un luchador antifascista. Y me cayó bien.
Nunca entendí porqué lo asesinaron y la contemplación del rostro de su presunto asesino no me acerca a dicha comprensión. José Luis era un demócrata y un hombre de izquierdas. Esto no quiere decir que sí entienda los asesinatos de otras personas que no sean demócratas y/o de izquierdas. Ningún asesinato de ETA es inteligible. Pero el de José Luis me afecta personalmente porque era un amigo mío.
Al poco tiempo de este crimen, Pepe Rei, editor de Ardi Beltza, publicó un vídeo sobre el País Vasco haciendo especial hincapié en los asuntos de ETA y la represión policial. Lo más desagradable de la cinta es el momento en que, basándose en las declaraciones de un presunto periodista cuyo rostro se oculta, cuya voz se desfigura y cuyo nombre se falsea (con lo que puede ser una invención) viene a decirse que José Luis era un confidente de la policia. Estoy sguro de que no era así y, aunque lo fuera, ello no haría mejor su asesinato; pero es que no lo era y el vídeo no aporta prueba alguna, sino que se limita a arrojar sospechas, insinuaciones, basura, sobre el nombre de José Luis.
Esta coincidencia ilustra a la perfección la justeza de la teoría garzoniana del "entorno de ETA", cosa que señalo para todos aquellos que se escandalizan y simulan no entenderla cuando está bien clara: unos asesinan y otros, los chivatos, los correveidiles, legitiman los asesinatos y señalan nuevas víctimas; unos matan y otros hacen el trabajo no menos sucio de justificar las muertes y, de paso, advertir en el mejor estilo mafioso, a todo el mundo de que eso puede pasarle a cualquiera. Unos asesinos te roban la vida y otros carroñeros el buen nombre. Y están todos coordinados.
¿Se entiende ahora qué significa "entorno de ETA" y por qué hay que proceder policial y judicialmente contra él?