Véase el artículo que sale hoy en Público sobre tan apasionante tema, para quienes quieran tomárselo por la tremenda; quienes quieran tomarselo más levemente, que sigan por aquí.
Acabáramos. Los teléfonos que la señora De Cospedal dice que tiene pinchados su partido son su móvil y el del señor Trillo. No entiendo nada de móviles ni de comunicaciones en general en el aspecto técnico pero me parece que funcionan a base de ondas en un espacio abierto. Pinchar un móvil debe de estar al alcance de cualquiera que sepa un poco y tenga un receptor o algo parecido, tan fácil como pillar la emisora de la policía en el dial de la radio. Pero supongo que no lo hace nadie porque los aparatos para ello serán caros y porque a todo el mundo le importa una higa lo que digan los demás en miles de millones de charletas en el móvil en cada instante... Salvo que te llames De Cospedal y/o Trillo para que haya interés en pincharte el móvil o en que te lo pinchen. Imagino que las casas tendrán sistema de encriptado de las comunicaciones (esto es, en román paladino, cifrado), especialmente en el caso de políticos relevantes y otros VIPs. Igual que imagino que habrá expertos en reventar claves y en vender después la información que obtengan.
Supongamos que, en efecto, la señora De Cospedal y el señor Trillo andan por ahí con sus móviles pinchados. Antes de saber quién los haya pinchado, ya se lo atribuyen al Gobierno. La verdad es que si quieren averiguar quién lo ha hecho de cierto deben preguntar al señor Granados, consejero de Interior y Justicia de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) y persona a quien se atribuye la gestión de una red de espías en la CAM al objeto de informarse sobre actividades de unos adversarios de la señora Aguirre en el seno del PP, cuestión de extremo interés público.
De todas formas se reconocerá que sacar a pasear el monstruo del lago Ness en agosto por medio del pinchado de los teléfonos móviles es lo que más se aproxima a una experiencia insólita. Pero más insólito es que la acusación de ayer de pinchar el móvil del prójimo se haya convertido hoy en una exigencia del señor Montoro (o sea, el señor Monte de oro) al Gobierno de que pruebe que él no mató a Manolete, esto es, que pruebe que no ha pinchado los móviles de la señora De Cospedal, fuente sensacional de documentación y el señor Trillo, baluarte jurídico del partido.
"En democracia", decían los populares hablando de los trajes impagos del señor Camps, "la gente no tiene porqué demostrar su inocencia." Se ve que ya no estamos en democracia o que la inocencia es radicalmente distinta según se trate del PP o del PSOE. Otras fuerzas políticas, favor de abstenerse.
Y todo este ridículo se produce tan sólo porque algún lumbrera de asesor político ha explicado a los dirigentes del PP que el mejor modo de desactivar la bomba Gürtel es salir con otra mayor. Si la hay, bueno va. Quizá no sea una actitud muy moral pero será eficaz. El problema es si no la hay y el usuario decide inventarsela como este asunto de las escuchas: pura invención. Y si al menos fuera invención más del tiempo... Hoy el espionaje se hace mucho más por internet, fisgando en los correos ajenos. Ignoro lo que sepa la señora De Cospedal de informática pero me parece que no tiene blog, lo que delata poca familiaridad con el medio. De ahí que hable de escuchas telefónicas.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).