Los datos del último barómetro del CIS, mes de junio, tienen rasgos de radiografía nacional, de la tribu, rasgos que todos conocemos, de los que a veces nos avergonzamos, pero que sólo acabamos por creer cuando los vemos negro sobre blanco. Sin ir más lejos, somos un pueblo de hipócritas o algo peor ya que el 76,1 por ciento dice ser católico pero a misa con la frecuencia requerida sólo va el 17,1 por ciento. Y aun esta cantidad es exagerada ya que los mandamientos de la Iglesia ordenan ir todos los domingos y fiestas de guardar y un 14,6 por ciento afirma ir casi todos los domingos y fiestas, mientras que un 57,8 por ciento reconoce no ir casi nunca. Y casi nunca, dada nuestra propensión a la mentira, quiere decir nunca. Unos católicos que no pisan la iglesia y cuyo cumplimiento del resto de preceptos religiosos será similar quiere decir un pueblo de hipócritas o de pancistas que se definen como algo que no practican probablemente por simple pereza mental.
Pereza mental que, no haya cuidado, no se sacuden leyendo. Un 21,2 por ciento dice no haber leído un libro nunca y un 18,2 por ciento casi nunca. En total, un 39,4 por ciento que, recordando lo que mentimos, ya será un 50 por ciento, no lee un libro así lo aspen. Este porcentaje sube a un 42,4 que no lee revistas nunca o casi nunca y baja a un 24,8 entre los que no leen casi nunca periódicos, cifra que tampoco me creo del todo y la atribuyo a que no leer libros no está mal visto del todo pero no leer ni periódicos ya parece demasiado. Un país que no lee pero en el que el 98,1 por ciento (o sea, casi todos) creen que ¡"se debe fomentar la lectura"! ¿Para qué diantres querrá fomentar la lectura gente que no lee?
No lee, pero tiene la nariz metida en algún tipo de pantalla: televisión, ordenador o videojuego. Según el último EGM, los españoles pasamos unos 227 minutos diarios ante el televisor. O sea, casi cuatro horas diarias. Un país en el que el 21,9 por ciento aduce falta de tiempo para leer. Falta de tiempo y dedica casi cuatro horas a ver la tele. O a navegar por internet. El 62,8 por ciento dice que se conecta a internet diariamente. Me da la impresión de que aquí la mentira es oceánica. El último EGM de internet reconoce un 38,2 por ciento de usuarios "ayer". La medición no coincide exactamente con la frecuencia de uso pero la encuentro más realista que la del CIS. Obviamente, queda mal decir al entrevistador que uno no navega.
Acerca de la propensión de los españoles (y, supongo, de los demás pueblos) a mentir da cuenta el mismo barómetro de junio del CIS. Preguntados los encuestados qué hicieron en las últimas elecciones generales de marzo de 2008, el 78,9 por ciento afirma que fue a votar y votó. Sin embargo, la participación real en aquellos comicios fue del 75,3 por ciento. Si se miente en el ejercicio del derecho del voto qué no se hará hablando de navegar por internet o de ser católico, ambas cosas mucho más etéreas.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).