Llenazo hasta la bandera en la plaza de toros de Valencia. Tarde de exaltación, de emoción, de nervio y arena, de entusiasmo en el peor sentido del término, como enajenación. Miles de personas proclamando a gritos la inocencia de un imputado en un proceso penal en un acto emotivo y peligroso porque implica condicionar ese mismo proceso. Y con los líderes atizando las pasiones en lugar de refrenarlas, cual es su deber, con el señor Rajoy diciendo Querido Paco, yo creo en ti. Creo en lo que haces. Te he visto actuar muchas veces. La inmensa mayoría de los españoles creen en ti, yo siempre estaré detrás de ti, delante o al lado, me da igual, quiero que me oigan todos en la plaza, lo cual equivale a decir que si los tribunales encuentran culpable al señor Camps, el PP se habrá quedado sin Presidente.
El acto de ayer no es enteramente comprensible desde el punto de vista del Estado de derecho porque casi parece como si unos héroes estuvieran protegiendo a una pobre víctima de un linchamiento o de una persecución ilegal cuando lo único que aquí sucede es que el señor Camps es sospechoso de haber cometido un delito de cohecho. Nada más y nada menos. Todo lo demás, las declamaciones, los gritos, los "a por ellos, oé, oé", el barullo, sobra. Claro que según todos los indicios el resultado de las elecciones en Valencia va a ser desmesuradamente a favor del PP, pero eso no querrá decir nada a la hora de fallar en el proceso por cohecho que se sigue al presidente de la Generalitat. Muy español. Si José María el Tempranillo se presentara a unas elecciones saldría elegido. Muy humano, pues también saldrían elegidos Robin Hood o Francis Drake y hasta Jack el Destripador.
Los datos del paro.
El paro bajó en el mes de abril y a los conservadores casi les da una lipotimia del disgusto. De inmediato salieron diciendo que es cosa veraniega, estacional y que, a la vuelta del verano volveremos a las andadas. Es posible, pero no es cosa estacional y la prueba es que en mayo de 2008 el paro aumentó en España. Es una tontería que los del PP se molesten en negar la evidencia de que se apuntan a la doctrina leninista de "cuanto peor, mejor", que se alegran de los problemas del país, prefieren que todo salga mal y no se confortan con las soluciones. Creen que así ganarán las próximas elecciones. En el caso de las europeas es posible, aunque también es posible que las pierdan, pero en el de las legislativas de 2012, aún hay mucha tela que cortar.
Una prueba, ¿por qué no intentan hacer en Madrid lo mismo que en Valencia? ¿Por qué no volcarse con la señora Aguirre como con el señor Camps, teniendo en cuenta que, aunque no personalmente imputada, está asediada por varios procesos penales? Sin duda porque sus estudios internos les anuncian que la reacción del público madrileño no sería comparable ni de lejos a la del valenciano. Por una vez en la vida, el "vivan las caenas" no arraiga en la villa y corte.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).