El sondeo de intención de voto que hoy publica mi periódico, Público, trae malos datos para el PSOE que está por debajo del PP por primera vez en meses. Tampoco es tan grave, cuenta habida del desastre económico en el que vivimos y del que, se quiera o no, todo el mundo culpa al Gobierno. Cosa sumamente razonable, entiendo, porque, si no es al Gobierno ¿a quién se culpa? No va a ser a la oposición que está en la oposición precisamente porque no puede gobernar. También se puede echar el marrón a los bancos, a los empresarios, a los sindicatos, a la competencia internacional, etc y todo eso se hace; pero esas instancias no son decisorias por lo que sus culpas, como los peccata mundi los recoge el bendito Gobierno. Y bastante es que no se haya descalabrado del todo.
Más alarmante parecería ser la valoración personal que sitúa, creo que por primera vez, al señor Rodríguez Zapatero al nivel del señor Rajoy, lo que es portentoso. No obstante, cuando se observa que la política mejor valorada es la señora Díez cuyo partido, en cambio, quedaría en cuarto lugar, se llega a la conclusión de que este indicador es muy antojadizo.
Las próximas elecciones son al Parlamento Europeo, unas muy fastidiadas que los especialistas llaman de "segundo orden" porque en ellas no se debaten asuntos europeos que son confusos y los ciudadanos no suelen entender, sino asuntos de política nacional y hasta regional. Así no se constituye un sistema político genuinamente europeo pero es posible que, si un partido se empeña en presentarse a las europeas hablando de temas europeos pierda las elecciones,. Hay pues pocas posibilidades de que la situación cambie.
Es en estas elecciones europeas en las que el señor Rajoy se juega su liderazgo. Si las gana, tendrá expedito el camino a la nominación como candidato a la presidencia del Gobierno; si las pierde... nadie puede decir qué pasará si las pierde. Supongo que dependerá de por cuánto las pierda y cómo. Y ambas cosas pueden pasar.
(El gráfico es de una crónica de Público, bajo licencia de Creative Commons).