dissabte, 28 de març del 2009

El cenagal del PP.

Según dicen ellos mismos, los dirigentes del PP se ven triunfadores en las próximas elecciones al Parlamento europeo en el mes de junio. Su victoria pírrica en las autonómicas gallegas y el hecho de que, por fin, sus votos en el parlamento de Vitoria sirvan para algo los tienen crecidos y convencidos de que ganarán las europeas. Es posible. De hecho, los sondeos anuncian un empate entre los dos grandes partidos nacionales que están muy igualados en intención de voto. Teniendo en cuenta que en las elecciones europeas el país entero es una sola circunscripción está claro que esa igualación en intenciones de voto habrá de plasmarse en una representación parlamentaria bastante pareja.

Pero en sí misma esta igualación es muy sorprendente a la vista de la catastrófica coyuntura económica que tendría que estar pasando terrible factura al partido del Gobierno. Como ello no sucede debe colegirse que la situación de la oposición estará peor. ¿En qué? En el desbarajuste que tiene, los casos de corrupción que lo acosan, sus tropiezos en los tribunales y sus enfrentamientos internos, todo lo cual redunda en una notable merma de eficacia en la labor de oposición. Breve repaso a la situación.

El juez Garzón ha imputado a diez personas más en el asunto de la corrupción del caso Gürtel, cuyas ramificaciones por los pueblos de la sierra norte de Madrid con alcaldes y concejales implicados proyectan sobre el partido ominosas sombras de sospechas generalizadas que iran convirtiéndose en certidumbres a medida que avance el proceso. Experimenta aquí el PP la misma agonía que conoció el PSOE en su tiempo sin poder levantar cabeza durante meses y años, a merced de las demoledoras revelaciones en los tribunales a los lentos ritmos de estos. Todavía hace diez días que el Tribunal Supremo confirmaba una condena por apropiación de fondos reservados a Rafael Vera que a estas alturas es ya una sombra del pasado. En el caso del PP el largo calvario empieza ahora y es imposible saber cuánto durará.

Un ejemplo: la fiscalía anticorrupción da por sentado que tiene acreditados unos siete mil y pico euros de regalos, presuntos cohechos, al señor Camps. ¿Cuánto tiempo más saldrá el señor Rajoy en defensa indirecta del presidente de la Comunidad Valenciana? ¿Cuándo empezarán a hacerle el vacío en su partido? ¿A la próxima revelación? ¿A la otra? No se entiende por qué no ha dimitido ya el señor Camps como no sea porque a la derecha estas cosas le resbalan.

El asunto Pantera rosa de espionaje de la Comunidad de Madrid hiede a los cuatro vientos. El cerrojazo dado a la comisión demuestra que la derecha no quiere bromas con estos asuntos ni con el patrimonio de los consejeros de la comunidad. Pero es una actitud ridícula porque estos asuntos están ya sub iudice y la Comunidad no podrá evitar que en sede judicial salgan todos los compromisos ambiguos y la gente descubra de qué pasta están hechos los consejeros.

La señora Aguirre había intentado un golpe de mano para descabalgar a los representantes del ayuntamiento de Madrid del Consejo de Caja Madrid a fin de hacer con esta entidad lo que están haciendo con los servicios públicos: quedándoselos. Para evitar este nuevo expolio el Gobierno ha hecho una declaración anunciando que manda la nueva Ley de Cajas de la Comunidad de Madrid al Tribunal Constitucional (TC), garante de la legalidad de al Administración. La señora Aguirre no respondió con la vehemencia que acostumbra, declarándose presta a acatar la decisión del TC, como si pudiera hacer otra cosa. Quien sacó los pies fuera del texto fue el señor Montoro asegurando que el recurso del Gobierno era una injerencia intolerable algo así como si estuviera hablando de una decisión del Gobierno de Finlandia en relación con el de Zimbabwe.

De los apuros del muy astuto señor Trillo por escurrir el bulto de su responsabilidad no hace falta hablar salvo para decir que, con un poco de mala suerte en sus afanes, el señor Trillo puede acabar convertido en el señor Trullo.

Hasta cuando salen exonerados de algún asunto feo, como en el caso del Prestige al poco se descubre que han jguado sucio con informes de parte declarados como dictámenes imparciales pero a nadie convencen y obligarán a repetir el juicio.

La imagen general del PP es muy mala y con esa mala imagen no se ganan elecciones. NI contando con la COPE.

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).