(Aviso destripafinales: en esta reseña se cuenta la trama del film).
Interesante la peli La duda interpretada por Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman, dirigida por John Patrick Shanley sobre una obra de teatro también suya, ganadora de un Pulitzer (un éxito en Broadway hace unos años) y con guión asimismo suyo. La cosa va de pederastia de clero católico, asunto de mucha actualidad y mordiente. De ahí probablemente el Pulitzer y el éxito en escena.
Un colegio mixto en el Bronx (parroquia de irlandeses e italianos) un año después del asesinato de Kennedy, esto es, en 1964. El colegio está regido por monjas al mando de la hermana Aloysius prototipo de religiosa estricta, severa, intransigente pero también amorosa y caritativa. Cuenta con un sacerdote responsable, el padre Flynn, a su vez representativo de los aires de renovación en la Iglesia entonces en pleno concilio Vaticano II. El padre incorpora todo lo que la hermana Aloysius detesta: es alegre, vividor, lleva las uñas largas y cuidadas, fuma, bebe y... confraterniza con los chavales. Por ahí viene el problema. Una serie de circunstancias permite sospechar que el cura acosa sexualmente a un niño negro que, al ser el primero que llega a la escuela, vive marginado de sus compañeros que se burlan de él y hasta lo atacan. Gracias a la confidencia de la hermana James, una monja jovencita toda ingenuidad y dulzura, la hermana Aloysius llega a la convicción de que el padre Flynn es culpable si bien no hay una sola prueba irrefutable, el interesado lo niega con indignación y la madre del niño víctima confiesa a la monja que su hijo es homosexual. Valiéndose de una artimaña impropia de una religiosa, la hermana Aloysius consigue que el cura pida el traslado y el obispado lo asciende mientras Aloysius, en la escena final, confiesa que le corroe la duda.
La intención de la obra es mostrarnos que estos asuntos de pederastia son sobremanera turbios, muy complejos y nada fáciles de desentrañar, especialmente con prejuicios e intolerancia religiosa. En verdad da la impresión de que todo el interés del autor-guionista-director sea subrayar estos aspectos dudosos. Presenta al cura en un almuerzo con el obispo y otro colega en una escena rayana en el desenfreno, comiendo a dos carrillos, bebiendo, fumando y contando chistes, en contraste con el ascetismo y la frugalidad del refectorio de las monjas. La contraposición entre los dos religiosos, el cura y la monja, es casi tópica. Afortunadamente la soberbia interpretación de Streep salva a un personaje que resulta excesivamente acartonado. Tampoco el papel de la hermana James es especialmente sutil.
Todo parece orientado a inducir en el espectador la duda del título. Se dan las pistas, pero se niega la evidencia. El padre Flynn se muestra en claroscuro pero eso lo humaniza frente a la religiosidad tajante de la hermana Aloysius. Es más, el recurso a la homosexualidad del chaval debe apuntarse también en este obvio intento de la historia de enredar. Incidentalmente, tengo mis dudas acerca de si chavales tan críos pueden saber ya de cierto su inclinación sexual, pero reconozco que eso no es decisivo.
Al final el asunto queda envuelto en las brumas de la duda del título... pero será para quien quiera. Con lo que ha llovido la pederastia del clero católico (con las excepciones de rigor) está fuera de duda en la ficción o en la realidad y si, con todo, la hubiere, la decisión habrá de ser siempre en favor del niño, que es lo que hace Aloysius, razón por la cual se gana la simpatía del espectador. Al menos, la mía. Bueno, confieso que se la había ganado desde la primera escena porque su interpretación mejora notablemente el personaje que el autor ha contrahecho deliberadamente, mientras que sentí de inmediato cierta repugnancia frente al cura coleguilla y blandorro, género que no he podido soportar jamás. Prefiero a los torquemadas. Son más auténticos. Claro que a lo mejor todo esto era lo que buscaba el autor.
Reitero que la interpretación de Meryl Streep es sensacional y añado que la ambientación del colegio está pasablemente conseguida. Sólo pasablemente. La peli arrastra demasiado su origen teatral, prácticamente no hay exteriores, salvo un paseo por la calle de la hermana Aloysius y la madre del niño negro y un par de escenas fugaces en un jardín y un patio. Pero los diálogos y el guión están tan conseguidos que uno se olvida de ello.