Tengo dicho que la política de privatizaciones es una política de pillaje y expolio de los bienes del común con la finalidad de favorecer a los intereses privados del capital. No es corrupción en el sentido jurídico, sino moral. Así como la izquierda (sobre todo los sociatas de los últimos gobiernos del señor González) metía la mano en la caja, la derecha prefiere regalar la caja entera para que la empresa privada meta la mano en ella cuando quiera legalmente. Un despojo a la comunidad de los bienes públicos, del común (que según viejo refrán de la tierra de mis antepasados es de ningún) sufragados con el dinero de todos en beneficio de los amigos de los gobernantes. Esto la señora Aguirre lo borda: aparte de querer aterrizar en Cajamadrid como si fuera un predio, según cuenta El plural, también pretende privatizar (es decir, expoliar a la comunidad) el suministro de agua de la Comunidad de Madrid. Teniendo en cuenta que ya tiene muy avanzada la privatización de la sanidad pública, puede decirse que los planes de pillaje de este grupo de privateers neoliberales van a pedir de bolsillo.
La izquierda debiera dar una batalla enconada porque el gobierno de la señora Aguirre es un ataque sistemático al Estado del bienestar y porque está jurídicamente ganada. La derecha puede privatizar (como la izquierda, en su caso) empresas públicas mercantiles; pero no puede privatizar servicios públicos que atienden a derechos de los ciudadanos. En el caso del suministro de agua, la Ley de bases de Régimen Local en su artículo 25, 2, L) concede al municipio competencia en "suministro de agua y alumbrado público" (amén de otros servicios) por lo que el abastecimiento de agua es un derecho de los ciudadanos que no puede caer en manos privadas que no lo garantizan. Así que ya puede el señor Ruiz Gallardón impugnar la Ley de Presupuestos de la CA de Madrid.
Lo mismo sucede con la privatización de la sanidad, que es un ataque directo a la Constitución cuyo artículo 43, 2 dice que: Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios, de modo que las medidas de la señora Aguirre de privatización de la sanidad son inconstitucionales y hay que impugnarlas. Luego se verá si el órgano correpondiente las anula sin más (como debiera) o los aprovechados neoliberales encuentran alguna argucia, como distinguir entre "propiedad pública" y "gestión privada" para saquear las arcas públicas.
Insisto en que son las formas de corrupción de la derecha, más sutiles que las de la izquierda pero mucho más dañinas por cuanto aquellas pueden ser delitos instantáneos pero éstas generan situaciones de hecho, continuadas en el tiempo que permiten y provocan injusticias y latrocinios patentes. Un ejemplo cualquiera de los muchos que cabe poner: el gobierno (central o autonómico) neoliberal privatiza un servicio público (por ejemplo, suministro de agua o recogida de basuras), es decir, priva al conjunto de los ciudadanos de un capital y se lo entrega a una empresa privada poniendo a su frente, como hizo el señor Aznar con la Telefónica, a algún amigo o cliente. Luego no es infrecuente que la empresa privada agradezca el favor empleando en suculentos cargos con gruesos emolumentos a quienes participaron antes en la tarea de privatización. ¿En dónde está empleado hoy día el señor Zaplana?
Hay que parar este asalto sistemático de los bienes públicos con la excusa de que es gestión más eficiente (o sea, más eficaz y más barata al mismo tiempo) lo que es falso y la prueba es que no han aportado ni una prueba de lo contrario, entre otras cosas porque no existen. Existen las contrarias: hoy día el servicio público de correos funciona cien veces mejor que las empresas de mensajería, las fuerzas de seguridad del Estado son mil veces mejores que todas las empresas de vigilantes jurados, lo que queda de la sanidad pública es un millón de veces mejor que la mejor clínica privada y lo mismo vale para transportes, enseñanza, etc. La Comunidad de Madrid bajo gobierno de estos insaciables neoliberales tiene que parar sus ansias de rapiña antes de que arramblen con todo, dejándola sin patrimonio, recursos ni capital. Claro que a lo mejor es lo que se merecen los madrileños por dar mayoría aboluta a esta columna de aprovechados que van a sus negocios y los de sus amigos.
(La imagen es una foto de Chesi Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).