Cuando ese personaje indescriptible llamado George W. Bush con quien, según afirma él, habla Dios, y el señor Aznar, según afirma el propio señor Aznar, inició la famosa guerra contra el terrorismo aseguró que lo hacía para conseguir mayor paz y seguridad en el orden internacional. Ya al comienzo de su mandato este perfecto inútil dejó claro que la "guerra contra el terrorismo" no tenía un campo de batalla delimitado ni enemigos definidos pero que él y los suyos, con la ayuda de Dios (y el saqueo del Irak, las torturas de Abu Ghraib, los secuestros de Guantánamo, etc) la ganarían y harían del planeta un lugar más seguro. Ahora el menda está a punto de largarse y la herencia que deja es un desastre sin paliativos que avergüenza al mundo entero excepto al señor Aznar quien dice estar muy orgulloso de aquella guerra de ladrones que desencadenaron los tres criminales de las Azores. Por lo demás ya se sabe que, si llega un momento en que el carácter asesino de esa guerra no pueda negarse más, dirá que él no lo sabía cuando apoyó la decisión de enviar un ejército a destruir y saquear un país porque sí.
¿Es el mundo un lugar más seguro? A la vista está: en casi todo el continente africano la vida humana no vale nada. Las matanzas, guerras, torturas, secuestros, violaciones están a la orden del día, con o sin soldados de la ONU que, además, a veces participan del jolgorio.
En concreto en Somalia, en donde un grupo de guerreros probablemente islamistas ha secuestrado a nuestro compatriota José Cendón y otros periodistas, no existe el Estado ni autoridad alguna que garantice el orden público en todo el país (de hecho, no hay país en sentido estricto) desde que en 1991 cayó el camarada Said Barre, que había proclamado el "socialismo científico" veinte años antes. En la actualidad Somalia es un conjunto de tribus casi independientes, señores de la guerra, guerrillas de fanáticos, autoridades imaginarias y estados separatistas, todos los cuales esperan beneficiarse del petróleo que se dice inundará al país como el Nilo a Egipto. Entre tanto las costas están infestadas de piratas capaces de secuestrar superpetroleros, sin duda para familiarizarse con el manejo del crudo. El presidente lo es de un Gobierno sabiamente llamado "Federal de transición". De transición ¿a qué? Ni Dios sabe nada y el tal presidente escasamente controla la poltrona en la que tiene el trasero. No se te ocurra ir allí de vacaciones y, si tienes un trabajo es mejor que pilles uno de mileurista en España.
Uno de esos grupos es el que ha secuestrado a Cendón. Según parece estos delincuentes no son tan dementes como otros si no gentes prácticas que lo que quieren es un jugoso rescate. Espero que el señor Moratinos gestione con fortuna el asunto y la liberación de Cendón no nos cueste un riñón. Que nos va a costar está claro, como lo está, a mi entender, que hay que pagar. Espero no escuchar a los señores de la derecha ponerse magníficos, cual suelen, diciendo que pagar rescates empeora las cosas. Me ahorro el debate con posiciones de este jaez recordando la vieja sabiduría de que los que declaran las guerras no mueren en ellas; mueren en ellas quienes no las declaran. Como se ve contemplando qué envidiable salud tienen los señores Bush, Blair y Aznar, a diferencia de miles de soldados gringos y cientos de miles de iraquíes, militares, civiles, clérigos que ya no contarán qué felices están de haber participado en la liberación del país.
Y no se crea que es el único continente (porque es todo el continente, desde Argelia hasta la Unión Surafricana) sacudido por la violencia. Asia está parecidamente. De los países musulmanes no hace falta hablar, pero ayer la señora Aguirre experimentó el grado de inseguridad que hay por doquier, hasta en el corazón financiero de la India, Bombay. Por cierto estoy muy contento de que no haya sucedido nada a ninguno de los integrantes de la expedición madrileña y me felicito de que la señora Aguirre haya salido indemne de tan brutal atentado. Por lo demás, la comisión o delegación que encabezaba la aguerrida dama estaba allí a hacer negocios y ha tenido que volverse más que a paso antes de que asesinen a sus miembros en cualquier atentado a ciegas en cualquier parte del país. Y conste que la India es la mayor democracia del mundo y bastante estable políticamente pero alberga en su seno una serie de conflictos violentos que será ocioso mencionar aquí. Añádase a ello la inestabilidad crónica de Indochina, las tendencias golpistas, la violencia de los archipiélagos en el Sureste asiático y en Filipinas y se verá que el sur del continente está en práctica situación de guerra y/o violencia generalizada.
Tampoco América Latina es un remanso de paz democrática y Estado de derecho. Sin contar con las agitadas situaciones políticas (y eventual aparición de la violencia) en Bolivia, Venezuela, Argentina, Perú, etc, los dos focos de máxima criminalidad son Colombia y México, países en los que intereses económicos privados, organizaciones armadas particulares, fuerzas paramilitares y parapoliciales compuestas por delincuentes tienen en jaque al Estado. En Tijuana, México, en la misma frontera con los EEUU, a veinticinco kilómetros de San Diego, muere la gente a balazos en plena calle que es un primor. Y eso sin contar aquellos a los que antes de matarlos los torturan y luego les cortan la cabeza. Por cierto no he podido poner ilustraciones de cadáveres decapitados por un problema de derechos de autor pero quien quiera verlos (y aviso de que es muy fuerte) que pinche aquí. Pues sí señor, como decíamos al principio, un mundo superseguro éste gracias a la alianza de dementes entre neoliberales y neoconservadores que gobierna el planeta y la Comunidad de Madrid.
(Las imágenes son : la primera, la página web de José Cendón, la segunda el mapa político de Somalia de Wikipedia que está en dominio público y la tercera una foto de 20 Minutos bajo licencia de Creative Commons).