Doña Esperanza Aguirre leyó hace diez años en Jean-François Revel (un autor que le hizo comprender la realidad, hasta entonces confusa en su cabeza) eso de que la izquierda alardea de una falsa superioridad moral y ya no lo ha soltado de forma que va repitiéndolo por ahí a quienes quieren escucharla y animando a defender sus ideas "sin complejos" y a dar la batalla por ellas. Siempre batalla, guerra, confrontación, conflicto y no sólo con la izquierda sino con la dirección de su partido, con el señor Ruiz Gallardón, con todo lo que rechiste.
Ahora se ha buscado un congreso de Nuevas Generaciones de Madrid que se celebrará en Las Rozas, organizado por su acólito Pablo Casado, un vehemente seguidor de la preclara guía, un jovenzuelo que según El País y con los tiempos que corren arremete contra las políticas igualitaristas de Papá Estado. Sí, sí, como suena. Ahí es donde en presencia del señor Aznar doña Esperanza, haciendo honor a su nombre, abrirá la esperanza de un futuro brillante en santa cruzada contra el socialismo gobernante cuyo gran mentor y antecedente fue, como todo el mundo sabe, don Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la Gracia de Dios, cuyo mortalicio celebramos hoy con gran alivio.
Pero la señora Aguirre y sus seguidores no dan tregua ni cuartel, están siempre a la carga, apoyan las medidas más autoritarias, más represivas, más carcundas y son de una pronunciada agresividad. Creen además que deben incrementar su apuesta en su acción por cuanto el partido de la derecha, el PP, parece haber caído en manos abúlicas, flojas, sin pegada, lo cual explica que a pesar de la crisis que hay la intención de voto del PP sea inferior a la del PSOE. La culpa es de la confusión, el indiferentismo, la inacción de la dirección de Rajoy. Si la organización siguiera el pendón de la señora Aguirre con la contundencia de su verbo y su rapidez de acción, el panorama sería muy distinto.
¿De verdad? Me parece que no. Me parece que si el PP se apunta al neoliberalismo extremo que simboliza la señora Aguirre y que todo el mundo considera no solo que ha sido un fracaso planetario, desde los EEUU hasta Alemania, sino que lo ha vinculado ya con delincuencia va de cabeza a la catástrofe porque bajará a los niveles de voto de la Alianza Popular de Fraga. Ya nadie ignora que en esta crisis han influido mucho comportamientos ilegales, claramente delictivos en las más altas esferas financieras mundiales de las que los tribunales irán dando cuenta en el futuro. Es decir el neoliberalismo como opción político-económica ha fracasado en la opinión pública mundial y eso es cosa que no niega ni el señor Bush. Lo hace el señor Aznar por él pero con modesto resultado.
Este no es el momento más favorable para andar por ahí repitiendo como loros las consignas antiestado, promercadocado, más privatización, más desregulación porque todo el mundo acepta que han sido estas recetas las que han traído la crisis. El espíritu de la opinión pública no está mucho por seguir aplicando políticas de catástrofe. Lo que sucede es que los neoliberales españoles son más españoles que neoliberales lo que quiere decir que no son capaces de darse cuenta de cuándo conviene y cuándo no modelar el discurso. Aprendieron a pie juntillas la vieja consigna de los antiguos izquierdistas y trostkystas (Norman Podhoretz, William Kristol, etc) de que había que dar la batalla a la izquierda en el terreno de las ideas, arrebatarle la hegemonía ideológica y echarla del terreno de debate, imponerse por las bravas. Y hacerlo además aplicando todo el programa neoliberal. El neoliberalismo es un fanatismo similar al comunismo pero con el signo cambiado: donde los comunistas dicen todo Estado dicen los neoliberales nada Estado, donde el nada mercado de los comunistas viene el todo mercado de los neoliberales.
Pero eso ya no se mantiene. Los neocons han perdido las elecciones en los EEUU y están en desbandada. Sus políticas han sido un desastre, y todos, absolutamente todos, empezando por Mr. Greenspan, han ido a refugiarse en brazos del "Papá Estado" de ese lumbrera del momento, señor Casado.
Claro, esto es lo que hay. Si uno fuera neoliberal estaría ahora prudentemente callado, tratando de comprender qué nos ha pasado y cómo resolvemos la papeleta y volvemos a contar algo en política. Pero eso sería uno y sus amigos. La señora Aguirre tiene otros registros mentales. Cree que lo suyo es convertir la retirada en un buen ataque. Hay estrategas que lo recomiendan. Lo que sucede es que no se barrunta qué tipo de argumentos pueden amplearse para sostener que a) el neoliberalismo es moralmente superior a la izquierda; y b) que, además de moralmente superior, es un éxito económico.
No voy a molestarme en intervenir en esa sinsorgada de la "superioridad moral de algo sobre algo". Además estoy seguro de que la señora Aguirre no pregona la superioridad moral del neoliberalismo sobre la izquierda porque lo que muestra la experiencia es que quienes hacen bandera de su superioridad moral son unos granujas. Normalmente, ¿eh? A lo mejor alguno es simplemente tonto. Me quedo en lo del éxito económico.
Todo el mundo echa la culpa de la crisis actual a las políticas neoliberales y además de eso se está viendo que tales políticas fueron verdaderos fraudes, estafas, pura rapiña de las élites financieras mundiales. Eso deja mucho rastro. Porque ¿que son las políticas de privatización de la señora Aguirre en Madrid? Puro pillaje. Igual que los comunistas cuando nacionalizaban un bien simplemente se lo arrebataban a su legítimo propietario, los comunistas neoliberales, cuando privatizan algo despojan a la comunidad de un recurso, un bien, un capital y se lo entregan a la empresa privada. Luego, con la habitual ingeniería gestora de la derecha, la amalgama de servicios públicos gestionados por la iniciativa privada serán negocios fabulosos para ésta que podrá siempre socializar sus pérdidas y privatizar sus beneficios y todo ello exprimiendo rendimiento de capital fijo e infraestructuras que no han costado nada.
El neoliberalismo es puro expolio de la riqueza nacional en provecho de los ricos. Ese discurso puede tener algún porvenir en tiempos de bonanza porque a la gente le encanta escuchar el aullido del lobo, del fuerte, del predador por una especie de recurso a una barata proyección que le haga sentirse alguien en la vida. Pero en tiempos de crisis el aullido del lobo espanta a los propios lobos. Por eso está doña Esperanza Aguirre predicando sola en el páramo castellano mientras sus compañeros de partido tratan de que no los identifiquen con este discurso a sangre y fuego.
(La imagen es una foto de Chesi Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).