diumenge, 2 de novembre del 2008

Cumple.

Ayer celebré mi cumple que había pospuesto desde el día veintinueve porque era laboral, en compañía de un montón de amigos y amigas que, en su mayoría, tuvieron el gesto de desplazarse a cien kms de Madrid, con el tiempo que hacía, para ayudarme en el trance. He cumplido sesenta y cinco años, una cantidad que sigo sin realizar (en el sentido inglés del término) porque no me parece verosímil. Pero sí, aquí está y para quedarse. Una edad en la que la inmensa mayoría de la gente está jubilada. En la Universidad podemos seguir hasta los setenta, que es lo que pienso hacer. Aunque me da mal fario. Mi abuelo, que también era catedrático, se jubiló a los setenta y, apenas jubilado, murió. Quizá hubiera debido jubilarse antes para prepararse, ¿quién sabe? El caso es que seguiré y, por cierto, cuando llegue a esa edad espero que la ley haya cambiado la edad de jubilación haciendo ésta libre: quien quiera jubilarse a los sesenta y cinco (quizá a los sesenta) que lo haga; quien no, que siga mientras esté capacitado para ello.

Subo esta foto de Celia, los niños y un servidor porque, por desgracia, no conseguí ninguna en que estuvieran todos los asistentes y, para dejar a unos fuera y otros dentro o poner varias, desde distintas perspectivas, repitiendo a algunos y no teniendo seguridad de incluir a todo el mundo, decidí sacar sólo al hard core de la familia. Si me he equivocado, ya me lo dirán.

Me cayó un montón de regalos, bastantes de ellos libros; en verdad tengo lecturas hasta las Navidades. También hubo objetos muy refinados, alguno de los cuales pienso usar en un futuro próximo. Lo pasé muy bien; los niños, de cine; Celia estaba encantada y os agradecemos muchísimo el haberos llegado hasta aquí. Cuando se fue el último de vosotros se quedaron vuestras risas rebotando por las paredes de la casa. También os lo agradecemos a quienes no pudísteis venir y hubiérais querido hacerlo. A todos/as: salud.