Leo en Libertad Digital que el señor Chaves, presidente de la Junta de Andalucia está invirtiendo dinero público, dinero de todos los contribuyentes, en salvar del naufragio a los promotores andaluces, y me llevan todos los diablos. Pero ¿qué clase de socialistas son estos que ayudan a los empresarios que están esquilmando a la gente hace años y tienen a cientos de miles agobiados con las hipotecas por causa de sus precios abusivos? Esto sí que es un engaño y una estafa y algo por lo que estoy seguro de que no votaron los electores del PSOE.
¿Qué quieren estos gobernantes? ¿Que los jóvenes sigan sin poder emanciparse? ¿Que nadie pueda comprar un piso? ¿Que la gente siga entrampada hasta las cejas? ¿No quedábamos en que la situación del mercado inmobiliario español era el resultado de las políticas neoliberales de la derecha? ¿Y qué es lo que quiere hacer ahora la sedicente izquierda? Pues obviamente, salvar de la crisis a las inmobiliarias que han estado forrándose a costa de los españoles y hacerlo con el dinero de esos mismos españoles.
"ZP, no nos falles" gritaban los jóvenes al presidente del Gobierno quien durante la primera legislatura no hizo literalmente nada por ellos en el asunto de la vivienda, mientras que en la segunda, bien claro está, anda engañándolos y con ellos a todos los españoles, a base de obligarlos a pagar para que los empresarios del ladrillo no tengan que bajar los precios. Bastaba con escuchar ayer a la ministra de la Vivienda, señora Corredor, tratando de incitar a la gente a la compra de pisos ahora que el euríbor está al alza desbocada y los bancos no conceden créditos si no es con sacacorchos, como si fuera la agente de las inmobiliarias.
¿Qué diablos tiene esto que ver con la izquierda o con el socialismo? Es una sinvergonzonería que ni la derecha se atreve a practicar. Espero que la gente no lo olvide cuando haya que votar de nuevo. Y que no me digan que saco la noticia de Libertad Digital y que, por lo tanto, puede ser falsa. Ni hablar: está claro que la política del señor Rodríguez Zapatero está a favor de los empresarios del ladrillo y en contra de la gente, esto es, está defraudando a sus votantes.
Es tanta mi indignación que prefiero hablar de otra cosa. En concreto de unas declaraciones de doña Cristina Schlichting, recogidas en El Plural. La locutora, que tiene un programa de la COPE, afirma que hay periodistas que están haciendo política, no información. Eso se llama morro. Porque la señora López Schlichting sabe de sobra quetal cosa es lo que hacen los periodistas de su cadena, empezando por ella, que llevan años sosteniendo al PP y haciendo lo posible por atacar a sus rivales y que aquel gane las elecciones, con tanto denuedo incluso como el que ponen los "socialistas" por proteger los intereses del capital inmobiliario, de naturaleza fundamentalmente especulativa. Ningún periodista de la COPE hace algo distinto que política y en una medida superior a la suma de todos los demás periodistas de todos los demás medios, excluida Telemadrid, que es una emisora a la mayor gloria de doña Esperanza Aguirre, agujero de despilfarro y nido de manipulación contumaz. Es más, precisamente la COPE es la única emisora desde la que un significado periodista, don Luis Herrero, ha dado el salto a la política práctica como eurodiputado del PP.
Precisamente porque los periodistas de la Cope no paran de hacer política a favor de la derecha, en especial sus dos locutores astros, han acabado siendo ellos la noticia, especialmente el señor Jiménez Losantos que va de juzgado en juzgado por su irrefrenable tendencia al insulto y la injuria. Y siempre que un periodista es noticia no por asuntos personales sino por su forma de hacer periodismo, de "encuadrar" las informaciones, ya sabemos que se trata de un periodista más o menos sectario. En este caso concreto, además del sectarismo, opera que el periodista en cuestión interviene directamente en los asuntos del partido, a favor de unos en contra de otros, trata y conspira con unos dirigentes para descabalgar a otros; en definitiva, es más que un periodista orgánico, es por así decirlo, el aparato mediático del partido (y de la Iglesia católica que, en sí misma, es un partido, el de Dios), aceptado por todo el mundo. Así que ¿de qué está hablando la señora López Schlichting? Debe de pensar que la gente es tonta.
(La imagen es una foto de contra-terrorismo mediático, bajo licencia de Creative Commons).