divendres, 2 de maig del 2008

Bicentenario I.

El Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid, el Gobierno y hasta el Estado, representado en la figura de los reyes felizmente reinantes, todos se han volcado en la celebración del alzamiento popular contra el gabacho el dos de mayo de 1808. Madrid será hoy una enorme fiesta con actividades callejeras de todo tipo, desde las fritangas de churros por lo simple hasta la escenificación de cuadros famosos de Goya como el del propio dos de mayo, pintado el año 1814, por lo complicado. Habrá pasacalles, mojigangas, majos y manolas a cientos y un sabor castizo por ser la sublevación de los españoles contra los franceses. Por cierto, que eso lo celebre un Rey francés, llamado Borbón, no sé cómo se pueda interpretar.

A lo que voy, parte de esas celebraciones consiste en atribuir al dos de mayo una importancia genética de la Nación española. Hay otras gentes que sostienen que la Nación española sólo nace cuando las Cortes de Cádiz la proclaman atribuyéndole la soberanía. Y a ese tenor hay una polémica levantada sobre la partida de nacimiento de la Nación española, si el dos de mayo de 1808 o el diecinueve de marzo de 1812. Cuando, entiendo, ambas fechas pueden ser ciertas si se miran como los instantes de la Nación en sí (1808) y para sí (1812). Lo que sucede es que que si uno atribuye acta de nacimiento a la Nación está uno haciendo algo absurdo. En 1808 la Nación es "en sí" porque ya lo era antes y se subleva contra el francés porque es Nación, no es Nación porque se subleve contra el francés.

Al mismo tiempo, lo curioso de este bicentenario es la excitación que ha entrado para fundamentar más, si cabe, nuestra ideología de carácter estatal-patriota. Esta enfermiza obsesión por la nación española que es una obsesión por la nada más absoluta. El concepto de nación no quiere decir nada. La prueba es que todos quienes lo enarbolan y están dispuestos a matar y a morir por ella, cuando dicen "nación" quieren decir "Estado". Todos.

(La imagen, un famoso Goya pintado en 1814, representa la lucha del pueblo de Madrid contra los mamelucos de Napoleón y se encuentra en el Museo de El Prado).