El supuesto terrorista Igor Portu, uno de los dos pájaros detenidos en el otro día en Arrasate-Mondragón ya está fuera de la UCI. Parece que no hubo torturas aunque, desde luego, sus derechos (los del señor Portu) están perfectamente protegidos porque hay un juez investigando con lupa los hechos. En realidad los dos presuntos asesinos tienen todos sus derechos protegidos, incluido el de presunción de inocencia. Mientras no haya sentencia condenatoria estos dos ciudadanos serán inocentes. Faltaba más. Estamos en un Estado de derecho.
Aunque dos personas se declaren autoras del atentado de la T4 en Madrid, los demás seguiremos sin creerlo en tanto un juez no diga en sentencia pública que es cierto que fueron las autoras del atentado. Igor Portu y Martin Sarasola tienen derecho a la presunción de inocencia. Pero también diremos que quiénes hayan puesto las bombas de la T4 que causaron la muerte a los inmigrantes ecuatorianos son unos canallas inmundos, unos asesinos sin entrañas, peores que las fieras.
Otrosí si las dos mismas personas o una de ellas dicen de su libre voluntad que ambas planeaban poner una bomba en las instalaciones de Azca, los demás, respetuosos del derecho de presención de inocencia, ignoraremos sus palabras y suspenderemos nuestro juicio hasta ver qué dice un juez. Pero, entre tanto, podemos decir que quienes planean atentados para asesinar a mansalva, indiscriminadamente mujeres, niños, lo que sea, son unos criminales repugnantes que merecen -y tienen- el desprecio de la Humanidad. ¿Y por qué digo de la Humanidad? Porque hasta quienes los apoyan dicen condenarlos o, en todo caso, no se atreven a apoyarlos abiertamente y derivan los asuntos a si las torturas (¡qué bien preparada estaba la maquinaria del otro día!), si los presos y el sursum corda. Pero ni ellos se atreven a decir que estos asesinos desalmados merezcan respeto o reconocimiento. Se limitan a vaticinar la prolongación "del conflicto" mientras la parte española no ceda.
Sí, hombre, sí, presunción de inocencia para estos dos ciudadanos que llevaban sendos Smith & Wesson, como si fueran Harry "El Sucio" quien, de ser ciertas las acusaciones que contra ellos formula la policía, a su lado, es San Buenaventura.
Presunción de inocencia para unos ciudadanos que guardaban celosamente en un zulo unos bidoncitos con más de cien kilos de explosivos, supongo que suficientes para volar, qué sé yo; no digo nada por no dar ideas.
Pero insisto, lo que me asombra no son estos mendas detenidos a quienes, en aplicación de la presunción de inocencia, considero inocentes en tanto no sean condenados, no. Lo que me asombra son quienes los apoyan, directa o indirectamente porque estos no tienen derecho a la presunción de inocencia, dado que nadie los acusa de delito alguno. Efectivamente, sólo de inmoralidad. Porque al menos quienes delinquen se juegan la libertad que, como sabemos, amigo Sancho, es el bien más preciado que los dioses otorgaron a los hombres. Estos otros no se juegan nada.