Con este post son 1.000 entradas en el blog desde que comencé. Estas máquinas lo cuentan todo y en el doble sentido de contar: cuentan numéricamente y cuentan, esto es, narran lo que se les pida sobre lo que hayan hecho, qué páginas hayan visitado, qué músicas se hayan bajado, todo. El ordenador es el ojo del Gran Hermano
En todo caso, 1.000 entradas, que no está mal. Gracias a quienes me lean por aguantarme. Confieso que lo paso bien escribiendo este diario que otros, especialmente en Sudamérica, llaman bitácora; el todo por la cosa, pues se trata del cuaderno de bitácora, creo. Y la abundancia de entradas permite hacer un índice de temas tratados en la columna de la derecha que, por lo que veo, no está mal. Se va haciendo una obrita en la red y con cierta variedad. Estaba pensando montar un sitio web, pues empecé a ver que el blog, por su estructura de rollo de papel (es literal que Kerouac escribió On the Road en un rollo de esos), ofrece muy poco espacio; y hasta he comprado, bueno, he alquilado, un dominio, que se llama www.cotarelo.eu, no porque sea un adelantado de la europeidad sino porque cotarelo.es, cotarelo.com y cotarelo.org estaban ya pillados. Pero no creo que sea necesario. He descubierto una aplicación (o como se llame el trasto) que me permite meter vínculos en el blog a una página donde puedo poner lo que quiera, trabajos, libros, lo que quiera. Seguramente seguiré por ahí.
En todo caso, tengo un par de amigos experimentados que me decían cuando empecé el blog que la gente lo coge siempre con mucho ardimento pero tan luego se cansa y lo abandona hasta que lo cierra. Pues aquí estoy, 1000 posts después, y con ganas de seguir.