dilluns, 31 de desembre del 2007

Franga.

Eso de los cincuenta años para juzgar a Franco que se ha sacado de la manga su ex-ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969 quiere desautorizar todo juicio que se haga ahora... si es negativo, porque si es positivo puede formularse y la prueba es que el mismo señor que dice lo de los cincuenta años, acto seguido equipara a Franco con Napoleón Bonaparte, que no está mal. Ese es un modo de hacer muy típico de la derecha: las reglas obligan... al otro.

Incidentalmente, viendo las manifas de los obispos y escuchando a los señores Mayor Oreja y Fraga haciéndose lenguas del Caudillo cabría reconsiderar esa crítica algo doctrinaria que se hace a la Transición española en el sentido de que no se fue tan lejos como se debía o podía. La transición fue un intento de evitar que la derecha volviera a echarse al monte. Ahora se ve que las concesiones que antes se hicieron ya no sirven para nada. Ahora se ve con qué gente había que tratar a mediados de los años setenta. En aquellas condiciones, andar pidiendo la rendición del adversario y la implantación del sistema político más justo jamás imaginado no era lo más adecuado. Además, la derecha estaba crecidísima, tan cerca aún de la Dictadura, de la que se sentía orgullosa. Tiene razón el señor Mayor Oreja, para mucha gente el Franquismo significó la placidez de unos años de dicha. Exactamente treinta y nueve años de placidez a cambio de que para muchos otros fueran años de torturas, persecuciones, cárceles y asesinatos. Porque Napoleon envió a muchos compatriotas suyos a la muerte, pero fue combatiendo contra pueblos extranjeros: españoles, ingleses, austriacos, prusianos, polacos, rusos. No masacró directamente y sin piedad a su propia población ni la sometió a un régimen de terror. El crimen político más sonado de Napoleon contra un compatriota fue la ejecución, mejor dicho, el asesinato del duque d'Enghien. Franco, de esos casos, tuvo a decenas y similares, a centenas.

No cincuenta, pasarán mil años y Franco será por siempre jamás lo que fue y es: un general traidor que, tras una guerra civil muy cruenta, estableció un régimen ilegal basado en el crimen, uno de cuyos más fieles administradores fue el señor Fraga Iribarne. Cuando aquel gobierno asesinó a Julián Grimau, el señor Fraga Iribarne era miembro de él. Si condena se condena así que ¿cómo va a condenar?


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