Nos guste o no a los españoles la cuestión vasca, el problema o el conflicto o el quiste o como quieran llamarla, es la prioritaria de la política nacional desde hace décadas. Negarlo no lleva lejos. La cuestión de si la Constitución de 1978 resolvió el problema del encaje del País Vasco en España recibe dos respuestas: sí, dicen los nacionalistas españoles; no, dicen los nacionalistas vascos, que son como el cincuenta por cien del electorado de Vasconia. No sé si a eso se le puede llamar resolver. Nunca hay una realidad única sino tantas como relatos. En el País Vasco hay dos fundamentales (y varios accesorios) tan distintos y enfrentados que hacen dudar del carácter real de la realidad.
ETA regresa al género epistolar para financiarse mediante extorsión a los empresarios vascos. Ese truco de obligar a los empresarios a financiar la lucha de liberación del pueblo vasco es ingenioso pero del más puro estilo mafioso. Los industriales tienen que comprar la protección frente a quienes los "protegen". que pueden causarles daño en su persona, sus allegados o sus bienes.
ETA es una maquinaria que presta múltiples servicios; entre otros, supongo, el mantenimiento de sus presos. Y hay que hacer previsiones a largo plazo. La Audiencia Nacional acaba de condenar a 1253 años a dos etarras, la señora Mujika y el señor Guridi. Mil doscientos cincuenta y tres años. Aplicando todas las reformas que se han ido imponiendo en la norma penal y penitenciaria, estos van a pasar la mayor parte de sus vidas en la cárcel. Había una disonancia continua entre la masacre que los dos criminales provocaron y la manifiesta relación de afecto que los une y que quedó patente durante el juicio: el cariño que pueden expresarse con la mirada quienes van a pasar los próximos treinta años sin verse. Una pura ficción.
Como ficción parece el enésimo autobús incendiado, esta vez en Hernani. No quiero ser aguafiestas poniendo en duda que, para la mitología nacionalista la ímproba tarea de librar a la Patria del odiado invasor exige grandes sacrificios pero me parece que esto de incendiar bienes públicos que pagan todos, incluidos los padres de los incendiarios, es bastante estúpido. Pero es también un ritual de tribu en guerrilla urbana muy difícil de erradicar.
Y junto a los hechos, los discursos. El señor Pernando Barrena, que no es especialmente avispado, dice que el fin del PNV consiste en disfrazarse de abertzale pero aceptar el marco legislativo español. De donde haya sacado esta idea el señor Barrena es un misterio pues el señor Ibarretxe ya ha dicho que procederá con el referéndum que ha anunciado digan lo que digan los españoles.
Visto que la situación se complica por momentos sale de nuevo el señor Josu Jon Imaz a decir lo que el lehendakari menos quiere escuchar, esto es, que el PNV debe supeditar su proyecto a la desaparición de ETA. Pero hombre, por Dios, cuando Ibarretxe ha dicho ya que ETA no va a marcar el calendario de lo que se haga en el País Vasco que es como se llama ahora al hecho de convocar una consulta popular con ETA a pleno pistón en sus tareas de amedrentamiento, circulares a los empresarios, kale borroka, etc. Nada de extrañar que en el órgano del PNV en el que el señor Imaz ha expuesto su opinión se hayan oído calificativos de "traidor", "soplón" y "chivato" que, la verdad, son sorprendentes. Recuerdan los epítetos que se dirigen los niños en sus juegos.
Para colmo de esta realidad compleja, abigarrada, contradictoria, caleidoscópica que es el llamado conflicto vasco, aparece el señor Patxi López, dirigente sociata vasco proponiendo el mismo referéndum que el señor Ibarretxe pero sólo en el caso de que haya un acuerdo entre fuerzas políticas que suelen estar enfrentadas. Lo que sucede es que esto presupone reforma del Estatuto de Autonomía, justo lo que los nacionalistas soberanistas y nacionalistas no quieren. No obstante de seguir todo como hasta la fecha tanto el dirigente socialista como el nacionalista tendrán tiempo para ponerse de acuerdo si el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco lleva a sus últimas consecuencias ese esperpento que alguien ha puesto en marcha de enjuiciar a dirigentes políticos por actividades de tipo político. Además, ironías del destino, podrán hacerlo compartiendo mesa y mantel con su interlocutor cuando estaban en libertad, el señor Otegi, que también está en la sombra, aunque por otro tipo de delitos.
Esta última situación de ver a los señores López e Ibarretxe encausados muestra todo su absurdo cuando se repara en que los procesan por hablar con el señor Otegi. Parece que los jueces no saben español y creen que el verbo "hablar" es transitivo, como "matar", puesto que, de otro modo, tendrían que haber abierto asimismo causa penal contra el señor Otegi por el mismo "delito". ¿Queda claro? Más pura ficción.
(Las ilustraciones son algunos de los mapas de España que dibujó el insigne Menéndez Pidal y publicó luego en su célebre La España del Cid.