dissabte, 6 d’octubre del 2007

La independencia de criterio.

¡Hay que ver, qué mal sienta al personal que alguien diga lo que piensa y que lo que piensa no encaje en la casilla que ese mismo personal le tiene adjudicada! ¡Qué mal sienta al personal que alguien se niegue a que lo encasillen y piense y razone por su cuenta! ¡Qué mal sienta al personal que alguien piense a secas! ¡Con lo cómodo que es repetir los topicazos del grupo, la banda, la grey o la piara, sean éstas de derechas, de centro o de izquierdas!

Como puede verse, ayer se me ocurrió escribir lo que pienso del País Vasco y el post comenzó el día levantando diversos tipos de iras y desconciertos. Todos me parecieron aceptables excepto el del que sacó a relucir los fondos de reptiles probablemente porque sabe mucho al respecto y quizá viva de alguno de ellos. Hasta que, considerando la situación excepcional, rompí el propósito de no contestar a los comentarios a lo largo del día para hacer una propuesta que repito aquí:

"si alguien cree que se debe mostrar adhesión, respeto, comprensión o la más mínima simpatía por quien directa o indirectamente tuvo que ver con el hecho de que unos asesinos descerrajaran dos tiros en la cabeza de un hombre maniatado y con los ojos vendados, se benefició de ello o lo "entendió", que lo diga".
Eso no se puede pasar por alto. No cabe ignorar la muerte de un hombre en esas condiciones. Ese hecho tiñe la doctrina en cuyo nombre se haya ejecutado. Es algo que hay que encarar para decir qué actitud se adopta. Al respecto conozco cuatro:

1ª. El Estado también secuestra, tortura, asesina. Por supuesto. Y no se me ocurre condonar tales prácticas sino que, al contrario, las condeno con todas mis fuerzas y tampoco se me ocurre simpatizar en modo alguno con quienes las cometan, las amparen o las justifiquen. Esos comportamientos no entran en la cabeza de demócrata alguno. Aun no he oído a un solo abertzale de "izquierda" condenar el asesinato de Miguel Angel Blanco. Y reitero que no encuentro diferencia entre ese asesinato y los de los judíos por los nazis.

2ª. "Se lamenta" este crimen, como se lamenta toda violencia, venga de donde venga, pero en tanto no haya solución al llamado "conflicto", habrá que seguir lamentando estas atrocidades. Típica hipocresía abertzale. Yo no "lamento" la violencia venga de donde venga, sino que condeno toda violencia al margen de la ley en el Estado democrático. El truco aquí consiste en deslegitimar el Estado democrático, diciendo que no es "verdaderamente" democrático. Ciertamente, ningún demócrata negará que la democracia aquí y ahora es mejorable; pero, por muy mejorable que sea, siempre será superior a la acción de un grupo de pistoleros al margen de toda ley salvo la que dicta su peculiar convicción política. Siempre será mejor un Estado de derecho, por defectos que tenga, que una banda de criminales, salvo que sean los tuyos, tus criminales. Allá cada cual con su conciencia. De mí sé decir que ningún criminal será "mío", esgrima las razones que esgrima.

3ª. El asesinato de Blanco no fue un acto de violencia, sino uno justo en legítima defensa. Nunca, jamás un crimen que se cometa sobre una persona indefensa será legítima defensa, sino un asesinato.

4ª. Lo de Blanco es un caso individual cuando aquí hablamos del destino de todo un pueblo. En la película de Stanley Kramer Judgement at Nuremberg que aquí se proyectó como Vencedores o vencidos, el juez nazi Janning (Burt Lancaster) pide al juez estadounidense Haywood (Spencer Tracy) que lo crea, que él jamás pensó que el régimen llegaría a aquellos extremos de atrocidades en masa, a lo que Haywood le contesta: "Señor Janning, se llegó a eso el día en que Vd. condenó a muerte a un hombre sabiendo que era inocente". Un hombre, un hombre solo es la entera humanidad. Y era un juez en un tribunal, con un procedimiento. ¿Qué pensar de un grupo de forajidos que se arroga el derecho a decidir quién debe morir y quién no? ¿Y qué pensar de quienes apoyan o amparan a estos forajidos o sienten simpatía por ellos sino que son tan asesinos como ellos y, además, unos cobardes?

En el encabezamiento de este blog hay una advertencia acerca de sus características que me tomo la libertad de reproducir:

"Este es un blog tranquilo, un territorio de opinión sin estridencias y sin filiaciones políticas. No está adscrito a ningún partido, grupo, tendencia o línea colectiva de pensamiento, llámese como se llame. Tampoco a empresa alguna. La perspectiva sobre la actualidad política, cultural, literaria es independiente. Hay una genérica adscripción a la izquierda y a los valores republicanos."
Y en eso sigo. Aquí no hay consignas, ni opiniones de grupo, bandería o partido. Nunca he creído que exista nada mental colectivo (ni alma del pueblo ni conciencia de clase ni espíritu de cuerpo ni genio nacional ni Cristo que lo fundó) sino una suma de decisiones individuales de mucha gente de dejar de pensar por sí misma para formar parte de una iglesia, un partido, una milicia, una secta o un grupo abertzale e insultar, agredir y, llegado el caso, asesinar a quienes les digan que tienen que hacerlo.

En cuanto a la cuestión sustantiva que aquí nos ocupa, diré que el comentario de Marian me parece el más acertado y el de JP una muestra típica de la defensa "inteligente" de la sinrazón terrorista. Como no quiero caminar por el mismo sendero no diré que España ha pasado por la Mano Negra, los grupos fascistas, las chekas comunistas, el franquismo en su conjunto, ETA, el Grapo, Terra Lliure, la triple A, los GAL y seguirá con lo que venga. No, no lo haré. Me limitaré a decir que lo que vaticina es lo que ya denunciaba en cierta ocasión el senador Anasagasti con el nombre "tiempo y sangre" y que in nuce venía a decir que ETA ni el españolismo están interesados en que haya solución al conflicto en el País Vasco y, por lo tanto, se le echa tiempo y se convive con la sangre.

Como sé que, a pesar de todo, siempre hay gente a la que el cerebro no le da para más, que tiene que personalizar y que me van a sacar los GAL a relucir, acusándome de ampararlos, quiero recordar que probablemente fui uno de los primeros, sino el primero, que hizo pública su petición de que se investigase a los GAL y se llegase hasta el final por vía judicial, cayese quien cayese y ello en el año 1988, cuando saltó el asunto por primera vez y muchos de los que después se convirtieron en furiosos debeladores de esa organización criminal, muchos de los que ahora acusan entonces aplaudían el crimen de Estado. Reproduzco aquí el artículo titulado "GAL, GANE, gatos", y publicado en el hoy extinto El Independiente de fecha 18 de noviembre de 1988.


Como era largo, no cabía en el scaner y he tenido que subirlo en dos partes.

No tengo nada que añadir ni quitar a lo que escribí hace casi veinte años. Me gustaría saber cuánta gente puede decir algo parecido. En todo caso se reconocerá que veinte años hablando de lo mismo resulta bastante tedioso.

(La ilustración del comienzo es el célebre "Retrato de hombre con manga azul", de Tiziano (1510) que se encuentra en la National Gallery de Londres).

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