dijous, 11 d’octubre del 2007

¡Ah, Dr. Johnson...!

Si yo fuera del PSOE andaría muy mosca con esta nueva tecla de bravo patriotismo hispánico que ha sacado la derecha y procuraría buscar un discurso alternativo por miedo a perder las próximas elecciones. La rapidez con que la derecha se apropia de los símbolos llamados "nacionales" y hace del debate político una polémica sobre las esencias, bronco y tabernario, es un peligro electoral para quienes tienen los mismos símbolos pero los tratan de forma distinta. La derecha no admite "formas distintas": hay que hacerlo todo a su modo, envolverse en la bandera, salir dando vivas al Rey, a ser posible en zona nacional. La derecha siempre quiere ser "nacional"; quiere ser la nación, toda la nación y nada más que la nación, dejando a los demás en las tinieblas exteriores.

Tal cosa no es específicamente española. Las derechas son iguales en todas partes. Cambian los colores de la bandera pero no el uso que hacen de ella. Los estadounidenses, por ejemplo, son de un patriotismo estomagante y, en cuanto uno se descuida, le sueltan el America, love it or leave it, sin término medio. Lo mismo podría decir el señor Rajoy y los demás entusiastas del banderío.

Insisto, si yo fuera del PSOE estaría ya articulando un contradiscurso más que a paso. Esas jeremiadas sociatas de que no hay derecho a apropiarse de los símbolos de todos en beneficio propio demuestran escasas meninges porque ¿cómo van a impedirlo? ¿Prohibiendo que alguien saque la rojigualda en las manifas, de excursión o en una barbacoa? Es obvio que no pueden y que sus amargas quejas tienen el tufo del perdedor. Porque si nunca estuvo tan claro que, como decía el doctor Johnson, el patriotismo es "el último refugio de un canalla", tampoco lo estuvo que las canalladas de esos patriotas canallas suelen tener amplísimo eco porque, con eso de los símbolos "nacionales" la gente tiene mucho miedo. Tanto en España como en los EEUU y por doquier. Siempre que ves a un energúmeno en la calle blandiendo la bandera "nacional", piensas que te la va estampar en la cabeza.

Un contradiscurso a estas simplezas patrioteras no es fácil porque bobadas del tipo de "estoy orgulloso de ser español" resultan difíciles de refutar. Hay que pararse a pensar, cosa nada frecuente, en que nadie puede sentirse orgulloso de algo que no depende de él... salvo que sea tonto. Ser español, como ser alto, bajo, moreno o rubio, no depende de uno. Uno puede sentirse orgulloso de ser buen matemático, poeta, músico y hasta político, porque se trata de condiciones que dependen de la voluntad y el esfuerzo de uno, pero sentirse orgulloso de ser español es como sentirse orgulloso de ser tanzano o sueco, esto es, un sinsentido. Pero un sinsentido que gusta mucho por ahí.

Tómese el caso de los nacionalistas vascos, catalanes o de cualquier otra feligresía y véase con qué fruición atacan los símbolos que los españoles patriotas a lo Rajoy más idolatran, esto es la Corona, la bandera, etc. Casi parecieran unos avanzados iconoclastas, críticos revolucionarios y postmodernos. Cuando son aun peores que el señor Rajoy y su caterva de covadongos y, si no, atáquese a sus símbolos sacros, su señera, su ikurriña, su lehendakari o su barretina. España no merece respeto, pero ¡ay, amigo! no se te ocurra poner siquiera en duda ese ente de ficción que llaman Euskal Herria.

En fin, que si yo fuera del PSOE, me envolvería en la bandera todavía más que el PP, interpretaría el himno nacional en bodas, bautizos y banquetes, me haría bordar una corona en el bolsillo superior de la americana y hasta propondría el cambio de nombre del partido a RPSOE o Real Partido Socialista Obrero Español ya que, de todas formas, el partido del Gobierno está atrapado en la trampa de la transición y no se atreve ni a proclamarse republicano (que es lo que en principio es) por miedo a perder las elecciones.

Tampoco se piense que me parezca mal. Soy realista y, si los socialistas hubieran perdido las últimas elecciones, aquí no habría Ley de la Memoria Histórica, ni Ley de Dependencia, ni Ley de Igualdad, ni estaríamos al margen de esa otra patriótica canallada que está cometiéndose en Irak va para cuatro años.

Como no soy del PSOE, ni me presento a las elecciones, ni tengo que competir electoralmente con la partida de la porra nacional, el día 12 de octubre celebraré el día nacional español con la bandera que considero española, la que simboliza los valores que quiero para mi país, la tricolor, mi bandera.

Y, por supuesto, siéntanse en libertad para usarla, respetarla, vilipendiarla, quemarla o ignorarla. Precisamente porque simboliza la más alta cota de libertad que un día se dieron los españoles, no hace falta que cualquier pelagatos con complejo de estadista trate de imponerla con charlas al amor de la lumbre.

No he conseguido el texto html del video de Rajoy, que tampoco está en You Tube, con lo que no he podido bajarlo y reproducirlo, por lo que me he tenido que contentar con esa foto del señor Rajoy, monarca, estadista, vendedor de detergente. Pero el video no tiene desperdicio. Por si alguien aún no lo ha visto, se encuentra en Diario ibérico que es un periódico interesante.

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