dilluns, 10 de setembre del 2007

UNIÓN, PROGRESO, DEMOCRACIA.

Ya tiene nombre el nuevo partido de los señores Díez, Savater, Martínez Gorriarán y otros; y fecha para presentarse en sociedad, el próximo veintinueve de septiembre si llegan todos juntos a ella y no se pegan antes, que ya han empezado a hacerlo, cual corresponde a su condición de intelectuales.

El señor Savater asegura que no va a ser candidato, pues él es como un GPS pero no sabe conducir, lo que es una forma finolis de decir que quiere pilotar el barco sin subir a él, como esos veleros de juguete que los dueños, marinos de tierra firme, dirigen por radio desde las orillas de los estanques. Es decir, el nuevo partido es un juguete para el filósofo. Inteligente, ¿eh? Y todo por miedo a darse una castaña. ¿No debiera el señor Savater cambiar su tribuna periodística más o menos regular en El País por otra real y parlamentaria? De no hacerlo lucirá como el capitán Araña. Menos mal que el nuevo partido cuenta también con la señora Díez, prodigio de claridad mental, congruencia, integridad política, elegancia de verbo y telegenia. Aunque, si se confirma que el nuevo partido resta votos al PP, ya veremos si el señor Sáez de Buruaga vuelve a invitarla a sus tan equilibrados programas.

¿Quién iba a decirnos que se reiventarían los”partidos de notables” del siglo XIX? Curiosa experiencia. Por supuesto, los partidos de notables sólo pueden mantener a estos rotando en los cargos mediante una clientela fija que aspira a obtener prebendas del ejercicio del poder. La fecha decisiva no será, pues, el próximo veintinueve de septiembre, en la que probablemente una actriz o locutor de matizada voz lea un manifiesto redactado por el señor Savater quien pondrá así en práctica el deseo de los pensadores marxistas de convertir a la filosofía en un arma material para cambiar la sociedad. La fecha decisiva será la de las elecciones de marzo y ya veremos entonces cuántos diputados de UPD entran en el hemiciclo del brazo de la señora Díez.

Acerca del nombre. Fundar un partido y huir de la palabra “partido” en el título suele tener un significado concreto. Quienes así lo quieren es porque tratan de poner en marcha algo más con espíritu de “frente” o “movimiento” porque tienen miedo u odio al término tradicional de “partido”. Suele pasar en la derecha. El señor Fraga, tras otros experimentos, empezó fundando Alianza Popular, aunque acabaría admitiendo la odiada palabra (odiada por todos los franquistas) de “partido” en el PP. Pero lo sorprendente es que también huya de ella una gente ilustrada que sabe que los partidos son el mejor invento para articular una sociedad compleja y antagónica y por eso precisamente fundan uno. Mal comienzo.

El término “progreso” del nombre es un tributo que se paga a una de las ideas más vacuas pero más atractivas de la historia de Occidente. Los demás pueblos no “progresan” pues ya se sabe que, como decía Engels, carecen de historia. El término “democracia” es una redundancia como un piano de cola. No conozco partido alguno que propugne una autocracia. Aquí lo decisivo, lo que puede atraer a este redil a ovejas de distintos apriscos es el mágico término de “Unión” que una de las últimas veces que apareció en la política española fue con la “Unión Patriótica” del General Primo de Rivera.

Por fin pueden de nuevo dormir tranquilos los españoles nerviosos por el rumbo de la Patria. Vuelve a encenderse la lucecita, aunque no en El Pardo, sino en Basta Ya.