dijous, 12 d’abril del 2007

La hora de la verdad.

Con razón no quería el club de la conspiración que se abriera este proceso del 11m. Con razón prefería seguir con la Comisión parlamentaria, donde podía enredar lo que quisiera. ¿Se acuerda alguien de la comparecencia del señor Aznar? ¿De las intervenciones del señor Zaplana y de las risas que se gastaba? Como, al parecer, en sede parlamentaria se puede faltar a la verdad a bulto, el señor Díaz de Mera se despachó a gusto.

También prefería los medios de comunicación, donde podía largar lo que le viniera en gana, sin tener que probar nada. En la COPE, el señor Díaz de Mera fue contundente: había conexión ETA, pero el Gobierno y los funcionarios de Interior estaban ocultándola. Y valiéndose de los medios, y con la activa participación de estos, se montó una especie de juicio paralelo, cambiando de acusados, desviando la atención, interfiriendo, confundiendo, a ver si conseguían que no se pudiera averiguar nada.

Con razón, sí señor. Han sido tres años exasperantes, tres años aguantando que unxs desaprensivxs pusieran en duda la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de la administración de justicia. Tres años de patrañas, embustes, mentiras, insinuaciones, difamaciones...En verdad, ha sido tremendo.

Con razón querían evitar este proceso, porque en él ya no se puede seguir embarullando. Lo que se dice, hay que probarlo in situ, ante el tribunal, ante todo el mundo, so pena de que a uno lo multen y hasta lo procesen. Y lo que se ha visto ya es demoledor: no hay vinculación alguna entre ETA y el atentado, ni Cristo que lo fundó, y el Gobierno sabía desde el mismo día 11 de marzo por la tarde que habían sido los islamistas. (Por cierto, exactamente igual que en Irak no había armas de destrucción masiva y el señor Aznar lo sabía perfectamente cuando pedía a sus conciudadanos que creyeran lo contrario bajo palabra suya. Palabra de Aznar). No obstante, el Gobierno decidió seguir mintiendo, a ver si conseguía ganar las elecciones tres días más tarde. Mentir descaradamente a 40 millones de personas. En verdad, no sé si se puede encontrar algo parecido en la historia de la Humanidad. Porque en esa historia se han visto granujadas colosales y estupideces descomunales; pero no me parece que alguna vez se haya intentado una granujada colosal que fuera al tiempo una descomunal estupidez.

Y ¿qué me dicen del hecho de que estos incompetentes bribones lleven tres años abroncando a lxs demás e insultándolxs, como si les quedara alguna autoridad moral?

Ni titadyne, ni ácido bórico, ni Mondragón, ni ETA, ni naranjas de la China. Ahora se entiende mucho mejor esa última obsesión con ETA, proceso de rendición, España se rompe, De Juana y De Juano: cortinas de humo para que la gente no repare en el vergonzoso intento de ganar unas elecciones mintiendo a un país entero sobre la autoría de una espantosa masacre. ¿Se puede ser más inmoral?

El señor Rajoy, quien el 13 de marzo de 2004 decía en el día de reflexión en El Mundo (¿en dónde, si no?) que tenía la "convicción moral de que había sido ETA", sabía desde el día 11 de marzo por la tarde que no había sido ETA. ¿Qué idea de la moral tiene este hombre? Tengan la que tengan él y sus secuaces, han quedado descalificados para toda acción pública. Lo único que pueden hacer en lógica democrática es abandonar la vida política, dirigidos, como siempre, por Aznar, una vez que éste haya explicado qué está tramando con los rusos, probablemente en perjuicio de su país.