Como una ritual danza de la muerte, todos los comienzos de vacaciones suenan a difunto, con una Dirección General de (mal llamado) Tráfico (DGT) volcada en augurarnos calamidades en cuanto nos descuidemos. Encuentro el asunto un poco fastidioso, si bien entiendo es imprescindible que pongamos freno a la carnicería on the road, aunque sólo sea por autoaprecio. Así que dicho queda: apoyo todo lo que sea forzarnos, impelernos, obligarnos, inducirnos a conducir mejor.
Creo, no obstante, que las autoridades debieran ser un poco más sensatas en lo que dicen. Por ejemplo, escuché ayer al señor Pere Navarro, Director General de (mal llamado) Tráfico insinuando que sería recomendable poner el importe de las multas a nivel europeo. Fetén, señor Navarro; supongo que harán Vds. lo mismo con los sueldos. Si no es así, son Vds. un poco randas.
Tengo más cosas que decir sobre el (mal llamado) tráfico, pero lo haré en otro post. Merece la pena postear sobre Madrid a este respecto. Bueno, haría falta un blog entero especializado en la circulación en la Capital.
De momento, lo que señalo es la ideíta de la DGT de hacer una campaña utilizando la cubierta del disco Abbey Road de The Beatles. Por cierto, vaya chapuza de trabajo de fotoshop. Habrán destituido al responsable, espero. En todo caso, confieso que me dio un vuelco el corazón al ver la cubierta. Tuve que irme a la original para cerciorarme de que los cuatro cruzan por el paso de cebra. En el 69, cuando salió el disco, no me había dado cuenta. Se conoce que, en cosa de lo que alguien, por ejemplo el señor Navarro, acabará llamando "cultura circulatoria" vamos empeorando.
En todo caso, pongo un enlace a Abbey Road con la debida advertencia a lxs de mi generación: puede darles un pasmo retromelancóliconostálgico. Tiene los temas siguientes: Mean Mr. Mustard, Polythene Pam, She Came In Through The Bathroom Window, Golden Slumbers, Carry That Weight y The End. A ver si consiguen quedarse con una diciendo eso de: "nada, nada, esta es la mejor". Son todas de Lennon/McCartney. Escuchen la batería de Ringo en Polythene Pam o la conjunción en She came in through the bathroom window, con las escapadas de Didn't anybody tell her? Didn't anybody see? Bueno, bueno. O esa fascinación de Golden Slumber donde nos enteramos de que: "Hubo un tiempo en que había un camino de regreso a casa" o el solo de batería con variaciones de Ringo en The End, que es para salir a la calle a razonar con una esquina.
Así, donde el problema de Wagner, según sus feroces críticos Nietzsche y Tolstoi, era que ponía la música al servicio del texto, estos chicos, los más grandes para mi gusto, ponen el texto al servicio de la música, sin dejar de ser texto, pero un texto musicalmente (no lógica, ni cognitivamente) fluctuante. Poesía, vamos.
Vale, que aproveche.