dimarts, 20 de març del 2007

No fue un error; fue un delito.

El señor Jaime Ignacio del Burgo sale ahora diciendo que nunca debimos ir a la guerra del Irak, en la que nos metió su jefe Aznar contra la opinión inmensamente mayoritaria de los españoles y de la que nos sacó el señor Rodríguez Zapatero. Nunca es tarde si la dicha es buena, y ya era hora de que alguien en el PP, aparte del señor López Medel, diera muestras de tener algo de criterio propio y sentido de la decencia. Aplausos, pues, al señor Del Burgo y pitos por seguir sosteniendo insensateces sobre el atentado del 11-m.

El señor Del Burgo, sin embargo, califica de error la decisión del señor Aznar. Un error es una decisión equivocada pero involuntaria. No es el caso aquí. Los tres sujetos que se reunieron en las Azores actuaban con frialdad y premeditación. Mediante embustes y engaños trataron de arrastrar a la llamada "comunidad internacional" a una invasión criminal y contra derecho. Sabían que no había armas de destrucción masiva y presentaron pruebas falsas en el Consejo de seguridad de la ONU. Lo hizo el propio Colin Powell.

Como no consiguieron sus propósitos, desencadenaron el ataque por su cuenta sabiendo muy bien lo que hacían. Sabiendo, por ejemplo, que ponían condiciones imposibles de cumplir para hacer inevitable la invasión. Actuaron con la frialdad de Hitler en Munich. Es decir, no cometieron un error; antes bien, cabe sostener que cometieron un delito, un crimen que al día de hoy ya puede considerarse como genocidio.

No tengo grandes esperanzas en que algún día una jurisdicción internacional procese a estos tres individuos ya que, como se sabe, los EEUU no reconocen la jurisdicción penal internacional. Por supuesto, apoyaré todos los intentos que se hagan por llevarlos ante un tribunal penal bajo la muy obvia acusación de crímenes de guerra. En el caso del señor Aznar, además, se trató de un presunto delito con ánimo de lucro porque todos los muertos de la guerra y las víctimas del atentado del 11-M en Atocha, le han servido para aumentar su caché internacional y le han proporcionado un suculento contrato de asesoría con el magnate Murdoch, propietario de la Fox, probablemente la cadena de TV más reaccionaria del mundo.

En todo caso ese reconocimiento público del señor Del Burgo tendría que tener consecuencias políticas inmediatas pues al fin y al cabo el presunto criminal de guerra Aznar era presidente de un gobierno del que también formaban parte los señores Rajoy y Acebes. El señor Rajoy debiera aclarar qué piensa él al respecto, en lugar de decir que quienes nos interesamos por esta guerra de ladrones y criminales estamos anclados en el pasado y cualquier día de estos nos manifestaremos por Felipe V. Con respecto al señor Acebes, me daría por satisfecho con que se callara.