dimecres, 21 de març del 2007

El cruzado de la causa.

El señor Aznar ha dejado las cosas meridianamente claras desde Australia. La guerra de Irak estuvo bien; era lo que había que hacer porque con los terroristas no se dialoga, sino que hay que vencerlos. Ha aprovechado asimismo el ex-presidente para señalar, con su habitual malevolencia, que lo que es un disparate es escapar de Irak. Imagino que, con este verbo, trata de enjuiciar la decisión del Gobierno de Rodríguez Zapatero de retirar las tropas del país mesopotámico. El Gobierno no retiró las tropas, sino que escapó del escenario de la guerra. Es fabulosa la capacidad del señor Aznar para deslizar infamias. No conozco nada parecido. Coincide en esto, aunque sospecho que puede darle lecciones, con su amigo, el señor Matorral, quien asegura que si los estadounidenses se retiran de Irak sobrevendrá el caos y será una victoria para los terroristas. Lo obvio es, sin embargo, que el caos lo llevaron las tropas estadounidenses y el triunfo de los terroristas se produjo el día que comenzó está invasión criminal.

El PP está en un brete. Sigue amarrado a aquella ignominia, que despierta gran rechazo entre los votantes españoles. No es casualidad que la manifa contra la guerra más copiosa fuera la de Madrid el otro día. Causa estupor que un partido viva rehén de un individuo que lo pone al servicio de sus intereses personales de sobrevivir al desastre que organizó con sus dos compinches en las Azores. En realidad, ese ha sido el norte que ha guiado la acción de la oposición en estos tres años, al unísono con su frente mediático. Todo ha estado al servicio de la supervivencia política del señor Aznar, desde los cuentos chinos inventados para deslegitimar el proceso del 11-m hasta el sistemático desprestigio de las instituciones democráticas. Que no se hable de Irak.

Y de Irak hay que seguir hablando porque la catástrofe no conoce fin, todos los días mueren decenas de personas en una orgía de sangre, de atentados y matanzas indiscriminadas. Resulta asombroso que quienes pusieron en marcha ese genocidio digan que hablar de él es "rancio" o está "pasado de moda". Como asombroso e indignante fue escuchar hace una fechas al principal causante hispano del desaguisado diciendo alegremente que él no sabía que en Irak no hubiera armas de destrucción masiva y que entonces no lo sabía nadie. Y creía el hombre estar haciendo una gracia. Una gracia de 600.000 muertos civiles, millones de desplazados, caos y terror por doquier. Para encontrar una actitud tan canalla hay que ir a la leyenda de Nerón tocando la lira mientras ardía Roma. Y aun así, esa leyenda es leyenda, pero esto de aquí es bien real.

Supongo que los críticos con la guerra en el seno del PP, si hay alguno además de los señores López Medel y Del Burgo, pondrán punto en boca, aunque comprendan que seguir atados al carro de guerra del presidente de la FAES, a sueldo del señor Murdoch, les va a salir muy caro en las elecciones. Pero los demás, las gentes de criterio propio, no deben cejar en su empeño de poner la citada guerra en el primer orden del debate público. Y ello porque, además de permitir que, de ser posible, los responsables de ese crimen paguen por su fechoría, es la única posibilidad de ahorrar sufrimientos a los iraquíes. Si la atención decae, si la barbarie desatada en Irak desaparece de los medios y los telediarios, los criminales entenderán que es una especie de cheque en blanco para seguir cometiendo barrabasadas. La opinión pública mundial es la única posibilidad que tiene el pueblo irquí de librarse esa ocupación criminal.

En cuanto al señor Aznar, arrecian las peticiones de procesamiento. Ayer publicaba el El País un artículo del señor Garzón titulado Aniversario en el que el magistrado venía a decir de modo alambicado y cauto que era pensable que se procesara a los responsables del desaguisado. Un magistrado no puede andar pidiendo en los periódicos que se procese a alguien, razón por la cual el asunto se movía más en el terreno de la insinuación. Pero lo que el juez Garzón se limita a dar a entender lo ha hecho explícitamente el diputado Antonio Romero, de IU, presentando una querella criminal. Decía yo ayer que no creía que se produjese el procesamiento, pero que me sumaba a la petición. Apoyo al señor Antonio Romero y a los del InSurGente, que dicen haber puesto en marcha la campaña. Un acierto. Aunque la querella sea archivada -que ya se verá- la condena moral generalizada es un hecho. Y lo lógico en un Estado civilizado es que una condena moral lleve aparejada una judicial.

El crimen de Irak no puede quedar impune.