En primer lugar, mi amiga Marian, a quien conozco desde hace cuarenta años, cuando, ¡ay! ambos éramos jóvenes e íbamos por el mundo como si fuera nuestro; que lo era o tal cosa nos parecía, según íbamos agitando los instantes como si fueran lagartos dorados al sol del verano. Comparto con ella recuerdos inolvidables y algunas andanzas enloquecidas por Frankfurt hacia 1970. Me ha enviado unas fotos con su nueva perrita, una Rottweiler que ha estado en un tris de morir de una gastroenteritis y a la que literalmente ha salvado la vida. La foto está tomada en su casa Guermantes, en Cádiz, a donde se retiró hará ya más de treinta años, creo, a fin de encontrarse a sí misma y en ello sigue, que no es tarea fácil. Reproduzco la foto porque como sé que entre lxs lectorxs hay muchxs que la conocen, les gustará saber cómo y en dónde está.
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