Hoy se abre la vista oral del juicio por el atentado del 11 de marzo de 2004 en Atocha. Esa apertura es la coronación del titánico esfuerzo realizado por las fuerzas de seguridad del Estado, la administración de justicia, cientos y cientos de funcionarixs de las distintas administraciones, profesionales y gentes anónimas para llevar ante los tribunales y garantizar un juicio justo a los presuntos culpables de aquella abominable masacre. Es un triunfo de las instituciones del Estado de derecho y la prueba de la madurez de una población que siempre ha cerrado filas en apoyo solidario a las víctimas de la matanza.
Entre todxs ellos merece especial mención el juez el Olmo, quien, como han reconocido altas instancias judiciales, ha hecho una instrucción escrupulosa y ejemplar, a pesar de la complejidad de la materia y de los sistemáticos ataques y descalificaciones e insultos que se le han estado dirigiendo a veces de la forma más abusiva y bastarda. Y si alguien cree que exagero, que pinche aquí para ver una repugnante imagen que algún/a desaprensivx ha colgado en la red y que me niego a reproducir en directo. Personas como del Olmo dignifican a la profesión judicial, son el orgullo de su país y merecen el aplauso y la admiración de sus conciudadanxs.
En cuanto a las víctimas, es claro que nadie va a devolverles lo que perdieron en aquella aciaga mañana, pero estoy seguro de todas las gentes mencionadas en el primer párrafo harán cuanto esté en su mano porque reciban cumplida la justicia que está al alcance de los seres humanos. Y todxs lxs ciudadanxs de buena fe las acompañaremos en estos momentos en que la reproducción judicial de lo sucedido seguramente reavivará su dolor. Quienes crean en Dios, rezarán por ellas y quienes no creemos, las tendremos en nuestros pensamientos. El país entero se volcará con ellas, no tengo duda alguna.
Sería magnífico que la cohorte de comunicadorxs, tertulianxs, periodistas y opinantes que lleva tres años haciendo negocios de todo tipo a base de propalar teorías delirantes, de cuestionar el funcionamiento de las instituciones, de deslizar dudas sobre la integridad de los funcionarios y trabajadores de todo tipo, de sembrar bulos y falsedades sin cuento con la intención de reventar el proceso y que éste no tenga lugar, se callara de una vez. Es obvio que ya ha fracasado en su primer intento, de impedir la celebración del juicio a base de fabular patrañas que nos han hecho perder a todos un tiempo precioso y una no menos preciosa paciencia. Pero tengo poca duda de que, a pesar de todo, seguirá en su empeño.
Me niego a tomarme en serio ese cocktail de cuentos, insidias y artimañas sobre mochilas, furgonetas, ácidos bóricos y etarras disfrazados de floreros con que lxs antedichxs comunicadores han tratado también de prestar un servicio al principal partido de la oposición que no vio venir el atentado más grave de la historia del país cuando estaba en el gobierno y que, una vez se produjo éste, pretendió engañar a toda la ciudadanía fabricando una imputación tan falsa como conveniente para él. No debe de haber muchos precedentes en los países democráticos de un partido en el que abundan exministros de justicia, de interior, altos funcionarios, etc empeñado en sustituir el procedimiento judicial ordinario por un barullo mediático sensacionalista para fabricar el consabido río revuelto.
En todo caso, sería muy de desear que el antedicho partido, comprendiendo que la vista oral se ha abierto, a pesar de sus esfuerzos y los de sus aliados y que, al final de ella, la autoridad judicial establecerá la verdad de los hechos y castigará a los culpables, dejara trabajar a la justicia y, por una vez, rindiera un servicio al conjunto del país ayudando con su silencio a que la verdad resplandezca.