Hace unas semanas me he incorporado a una de esas redes de que está hecha la red que, en verdad, es red de redes, igual que Cristo es Rey de reyes y España, nación de naciones. La red en cuestión se llama colectivoredverde. Innecesario decir que son gentes de izquierda y preocupadas por las cuestiones ecológicas. A algunas las conozco personalmente; a otras, no. Precisamente ahora estamos quedando lxs residentes en Madrid para un almuerzo colectivo. Y como hay dudas sobre el lugar, animo a encontrar algo tan curioso como el anuncio de Émile Laboureur, un sitio en donde on mange fort bien. Aunque he de confesar que eso del buen yantar no me interesa. Voy encantado por disfrutar de la compañía, porque el menú me da lo mismo. Si por mí fuera, quedábamos en un McDonalds; pero ya imagino que algunx querría asesinarme.
Los miembros de la red mantenemos animados intercambios de todo tipo por un sistema de correo colectivo, con un administrador y eso. Una alegría que la izquierda se valga de las tic para funcionar a su modo. Da gusto hablar con gente culta y bien educada, con la que uno está a veces más, a veces menos de acuerdo, pero que se respeta entre sí.
El caso es que uno de los últimos temas fue el retorno de aquella conspiración que montó la derecha política, judicial y mediática contra el gobierno socialista entre 1993 y 1996. Lo planteaba uno de los miembros de la red, estudioso del conservadurismo hispano. Aporté mi granito de arena y me extenderé aquí algo más, aduciendo derechos de autor de la idea y veteranía en el asunto. Digo esto porque, aunque Anson, uno de los conspiradores, se lleva todo el crédito de haber desvelado la conjura, lo cierto es que eso me corresponde a mí (y no es vanidad), que publiqué un libro al respecto en Ediciones B, Barcelona, en 1995 con el título y subtítulo que se ven en la imagen. Es cierto que, con anterioridad, José Luis de Vilallonga había denunciado una conspiración (con los mismo personajes en lo esencial) pero era contra el Rey. En mi caso el objetivo estaba bien claro; era el gobierno socialista y Felipe González en concreto.
Ahora es evidente que los conspiradores de antaño vuelven a las andadas, creen que, con la bomba de ETA, ha llegado el momento de dar un golpe de mano, como entonces. Una de las pertenecientes a la red tuvo el detalle de hacernos llegar el editorial de El Mundo del pasado 3 de enero, en el que se leen cosas tan claras como la siguiente:
"La convocatoria del Pacto Antiterrorista no debería aplazarse más de una o dos semanas, por lo cual si el Gobierno responde negativamente al emplazamiento del PP, Rajoy tendría que dar el paso de pedir al presidente del Gobierno que se someta de inmediato a una cuestión de confianza ante el Congreso para saber con qué respaldo cuenta para gobernar. Si Zapatero no accediera a esa petición, estaría justificada la exigencia de elecciones anticipadas. Sólo si el presidente del Gobierno se negara a pactar o someter su política al debate y a las urnas, estarían justificadas otro tipo de iniciativas, ya que un amplio sector de la sociedad española podría llegar a la conclusión de que para hacer frente a ETA sería preciso desembarazarse de Zapatero. No obstante, esperamos que el presidente esté a la altura de las circunstancias y se comporte como un hombre de Estado, dejando al margen los intereses partidistas."La misma mezcla perversa de aparente espíritu democrático con una clara intención golpista. Por favor: "otro tipo de iniciativas" (...)"para desembarazarse de Zapatero". ¿Qué iniciativas? ¿Un golpe militar tal vez? Dicho por quien en los años 80 jaleaba a los GAL, el asunto es preocupante. De no ser por eso, la historia es de chiste. Parece que ya se han dado cuenta de que no pueden presentar una moción de censura y van a ver si el señor Zapatero se abre la crisma en un voto de confianza. Lo dicho, de risa, porque, si para ganar una moción de censura se requiere mayoría absoluta, para que el Gobierno gane el voto de confianza basta con mayoría simple y, si se produce, el PP hará igualmente el ridículo pues no es previsible que ningún otro partido vote con él contra el Gobierno.
Mañana postearé algo sobre cómo veo el voto de confianza que, a mi entender, el señor Rodríguez Zapatero debiera solicitar para dar al Parlamento la relevancia que le corresponde en una nueva política en relación con el conflicto del País Vasco. Pero las anteriores consideraciones me animaron a pensar que aunque sea cierto que estamos en un intento de reedición de aquella conspiración de los 90, las cosas pintan muy distintas. Incluyo un párrafo que, con variantes, envié a los amigos de redverde: los conspiradores de antaño están organizándose otra vez para repetir el golpe: COPE-Mundo-PP-Abc-La Razón, etc. Hay cuatro diferencias con respecto a 1993-1996 que habrá que tener en cuenta: a) la prensa digital: mayoritariamente ultra, con excepción de "El Plural", que no pinta tanto como "Libertad Digital" y la demás tropa, esto es, "Estrella digital" (dirigida por Pablo Sebastián), "El Confidencial Digital" (dirigido por Jesús Cacho), "Periodista Digital", (dirigido por Alfonso Rojo) (o sea, otra vez la AEPI, a falta de Cela); b) los gratuitos, también ultras, excepto "20 minutos" (que es el mejor, DG); c) esta vez no cuentan con IU para hacer la pinza, al menos, mientras esté Llamazares y los grupos anguitistas de la teoría de "las dos orillas" son hoy irrelevantes; d) Existe la blogosfera y, por tanto, una posibilidad de articulación de la izquierda y de resistencia a la avalancha mediática que se nos viene encima. Añado un par de consideraciones: 1ª) la experiencia, espero, servirá de algo; aunque ya empiezo a ver las primeras "deserciones" (¿cómo lo diría, si no?) en el grupo Prisa; igual que la otra vez. 2ª) el motivo concreto de la bronca, la excusa: lo que antaño fueron los GAL y la corrupción hoy es ETA y la negociación; pero el Gobierno está en una posición mucho mejor que la del de González entonces. Que sigan por esa vía.
(La imagen. Valeriano Domínguez Bécquer, Un conspirador carlista)