Hoy se presenta el libro de la imagen en el Colegio de Politólogos y Sociólogos de Madrid, calle Ferraz, 100, a las 20:00. Lo presentan Diego López Garrido, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista y Joan Herrera Torres, Diputado de Iniciativa per Catalunya-Els Verts. Se lo agradezco muchísimo a ambos. (Bienvenidxs quienes quieran acercarse. Aforo limitado). Espero que haya algo de debate. Estoy intrigadísimo a ver qué dicen los presentadores del libro, que es el segundo que publico sobre la izquierda. El primero salió en 1989, días antes de la caída del muro de Berlín. Ahora hay otros muros: en México, en Melilla, en la Cisjordania. Y en la izquierda soplan vientos de fronda. Claro que ¿cuándo no? Carecería de sentido que una tendencia, ideología, concepción del mundo, como se quiera llamarla, que parte del principio de superar la realidad a base de negarla no empezara por negarse a sí misma, pues que parte de la realidad es.
En todo caso, para los de mi generación que aún se mantienen en la izquierda (que van siendo menos, tanto por razones biológicas como psicológicas) ésta es un fenómeno integral porque es social, político, cultural; vital, pues. La izquierda tiene sus códigos, sus claves, su simbología, sus colores, sus sones. Si pinchan en la imagen del libro, hay un enlace a una de las canciones que más me gustan. Que la hayan rescatado esas gentes que rinden homenaje a los manifestantes de los tres días de guerrilla urbana en Génova, del 18 al 22 de julio de 2001, cuando la policía mató a Carlo Giuliani, significa eso, que la izquierda se reconoce en sus símbolos. Y mira que la canción es disparatada, aparte de típicamente machista: el héroe (o sea, uno mismo) es el partigiano; la función de la chica es enterrar al héroe (por eso lo del estribillo de "bella ciao") y, lo que es más grande, enterrarlo, no en un lugar cualquiera sino lassù in montagna/sotto l'ombra di un bel fior. Que hace falta tener veinte años para suponer que una flor, bella o no, dé suficiente sombra para enterrar a un guerrillero. No me lo tomen muy en serio. La canción sigue gustándome y el ambientillo, más. (No creo que vaya a haber muchas ventas pero, por si acaso, aviso de que, editado en Bogotá y viniendo por barco, no habrá ejemplares hasta bien entrado enero).