dilluns, 13 de novembre del 2006

Los jueces independientes.

Algunos de los últimos movimientos judiciales tienen al personal con los ojos a cuadros. En concreto, la condena de doce años y siete meses al señor De Juana y, de otro, la decisión de la jueza Gallego de exonerar a los imputados e imputar a los exonerados del ácido bórico. Todas las personas respetables que conozco andan con las manos en la cabeza a-dónde-vamos-a-llegar. Pues, de momento, aquí; más adelante, ja parlarem.


Digresión sobre la profecía. Lo dije en el análisis de las elecciones catalanas: que me daba que parte del voto perdido por el PSC eran catalanes que no quieren un no-catalán de president de la Generalitat, algo de lo que nadie hablaba. Cataluña es cosmopolita. Sí, sí, ayer o anteayer se lo coreaban los manifestantes al señor Montilla en sus narices, que no querían un ministro español. No me halaga nada haber acertado.

(El cuadro de la derecha representa al "Jurista", de Arcimboldo).

De todas formas no comulgo con quienes dicen que el poder judicial en España carece de independencia. Al contrario, creo que la tiene toda. No veo que haya interferencias en la libre actuación de jueces y tribunales, lo que tampoco quiere decir que estos estén libres de crítica. Lo que sucede, a mi entender, es que hay jueces muy militantes de opciones políticas y, por supuesto, religiosas concretas y que esa adscripción política y religiosa interfiere en su independencia y libertad de criterio, aunque a ellos les parezca que no. Por ejemplo, cuando los magistrados de la sección 1ª de lo penal de la Audiencia Nacional dicen en su sentencia condenatoria del señor De Juana por amenazas terroristas (pág. 41) que: "más allá de su propia adhesión a una ideología patógena sustentada en una atividad terrorista y a los postulados por aquella sostenidos", supongo estarán en situación de definir qué entienden por ideología patógena.