Siento repetirme, pero eso del renacimiento de la extrema derecha en Europa es para tomárselo en serio. Los neonazis del NPD acaban de celebrar su primer congreso en la Fontane Haus en Reinickendorf, Berlín, la "Capital del Reich", al grito de "Alemania para los alemanes", que suena fatal. Sin duda es gente de firmes convicciones. Su grito electoral en 1976, como se ve en el cartel de la izquierda, era "Los puestos de trabajo alemanes para los trabajadores alemanes". Treinta años diciendo lo mismo indica cierto tesón. Ahora el partido planea presentarse a las elecciones parlamentarias de 2009 y, claro, conseguir representación. Algo que preocupa a todo el mundo porque estos neonazis son exactamente eso: nazis.
Y las cosas no están mejor en otras partes. Los austriacos aún no han conseguido formar gobierno, a más de seis semanas de las elecciones. En parte ello se debe a la representación parlamentaria de la extrema derecha, hoy dividida en dos partidos. Habiendo fracasado el enésimo intento de gran coalición de socialistas y democristianos, es posible que sean necesarias nuevas elecciones. En Francia, la carrera a las presidenciales del año que viene está ensombrecida por el recuerdo de cómo el señor Le Pen -que vuelve a presentarse- llegó a la segunda vuelta y fue necesario unificar el voto de la derecha y la izquierda para parar a la extrema derecha.