dimecres, 15 de novembre del 2006

El juego del gallina.

Ayer estaba el predio nacional muy mustio y las campanas de papel tocaban a difunto por el proceso de paz, al que ya todxs consideran en estado agónico. Las izquierdas no podían disimular su frustración ni las derechas su satisfacción. Manuel Rico, en su blog Periodismo Incendiario reproducía, suscribiéndolo, un artículo de Javier Ortiz en El Mundo en el que el autor se quejaba amargamente de que Batasuna y el Gobierno, por la mala cabeza de ambos, estuvieran "jugándose la paz", esto es, yendo de cabeza al fracaso. Ortiz utilizaba el simil de "dos conductores que fueran directos a chocar el uno contra el otro y ambos pensaran: 'Ése no es tan insensato como para seguir recto. Acabará apartándose'".

Muy gráfico, el caso está muy bien visto y es uno de los más conocidos de un juego de suma no cero, lo que vengo diciendo modestamente que es este proceso de negociación, el conocido como el "juego del gallina" (chickie run), que se juega con coches, como en el ejemplo de Ortiz: dos en el mismo sentido, pero en direcciones contrarias. Pierde el primero que se aparta.

En Rebelde sin causa, la famosa peli de Nicholas Ray, de 1955, con James Dean, Natalie Wood y Sal Mineo (en el poster de la izquierda, que tomo de Wikipedia, suscribiendo la declaración de fair use) , hay una chickie run con una variante: dos coches en el mismo sentido y la misma dirección, en una explanada que acaba en un barranco hacia el que se dirigen. Pierde el primer conductor que salte del coche antes de éste se precipite al vacío. Es un modo dramático de hacer visible ese concepto un poco abstracto de "juegos de suma no cero".

No cero porque, además de darse el supuesto de "suma cero" (lo que uno gana es lo que el otro pierde), puede darse el de suma no cero (los dos ganan o los dos pierden). Los dos jugadores pueden perder la vida. El otro ejemplo famoso que suele ponerse del chickie run es la crisis de los misiles soviéticos en Cuba en octubre de 1962, el momento en que el mundo estuvo más cerca de una guerra nuclear, con una flotilla de navíos soviéticos cruzando el atlántico y una flota estadounidense que rodeaba a Cuba encargada de impedir que los rusos llegaran a la isla. Fueron los rusos los primeros que se apartaron, ordenando a los buques dar media vuelta.

En el caso del País Vasco, los dos pueden perder la paz, ciertamente. Y es muy menester que las gentes que comentan la actualidad, quienes hacen opinión, pongan el grito en el cielo por ver si los jugadores evitan a tiempo la catástrofe. Pero sin olvidar que, en estos tipos de juego, es básico tener los nervios templados y, desde luego, sujetos. La tregua no se habrá roto mientras no se haya roto y, como romperla es el supuesto peor para ambos jugadores porque ambos pierden, será la última opción que consideren.

Nadie dijo que este proceso fuera a ser: a) rápido, b) un éxito.