Pero, ¿por qué un exabrupto? Porque ¿qué otra cosa puede decirse cuando se echa uno a la cara una escena como la de la foto con niños internos en Auschwitz o alguna peor, que las hay? Otros se han sumado a esa indignación: tampoco la filosofía creía sobrevivir a la experiencia de Auschwitz. Y lo hizo bajo la forma del existencialismo. Hace poco le tocó a la Teología, con la visita del Papa a Auschwitz, en la que se preguntó en voz tan alta que lo oyó todo el mundo que en dónde estaba Dios en aquellos momentos. La pregunta era retórica porque el Papa sabía la respuesta.
Como lo es la de Amalia. La poesía después de Auschwitz ha sido ardua tarea (¿y cuándo no?), pero crea regiones de gran belleza. Y una prueba es la suya en: Amediavoz.com