dissabte, 28 d’octubre del 2006

LA POESÍA Y AUSCHWITZ.

Mi amiga Amalia Iglesias, gran poeta, ha organizado una especie de jornada de reflexión poética con el Goethe Institut de Madrid sobre la poesía después de Auschwitz. Fascinante asunto. Recibí tarde la invita y no pude ir. Pena, porque hablaban varios poetas más. Y me hubiera gustado saber qué dicen sobre esa famosísima frase de Adorno, kein Gedicht nach Auschwitz ("no más poesía después de Auschwitz") que se ha interpretado de mil maneras excepto como lo que es: un exabrupto. En cuanto pasa algo gordo, la gente decreta la muerte de lo anterior: Hegel mató el arte, Nietzsche a Dios, Adorno la poesía, Primo Levi la narración (y ese sabía de qué hablaba) y, hace poco, Fukuyama la historia.

Pero, ¿por qué un exabrupto? Porque ¿qué otra cosa puede decirse cuando se echa uno a la cara una escena como la de la foto con niños internos en Auschwitz o alguna peor, que las hay? Otros se han sumado a esa indignación: tampoco la filosofía creía sobrevivir a la experiencia de Auschwitz. Y lo hizo bajo la forma del existencialismo. Hace poco le tocó a la Teología, con la visita del Papa a Auschwitz, en la que se preguntó en voz tan alta que lo oyó todo el mundo que en dónde estaba Dios en aquellos momentos. La pregunta era retórica porque el Papa sabía la respuesta.

Como lo es la de Amalia. La poesía después de Auschwitz ha sido ardua tarea (¿y cuándo no?), pero crea regiones de gran belleza. Y una prueba es la suya en: Amediavoz.com