dilluns, 4 de setembre del 2006

Sostenella y no enmendalla, pardiez.

Las próximas elecciones parlamentarias de noviembre en los EEUU, llamadas de mid term van a ser muy movidas. Veremos si se cumplen las teorías sobre estas elecciones (renovación total del Congreso y 1/3 del Senado), el segundo mandato presidencial, etc. Porque hay un montón de factores nuevos en una situación en que ambos partidos, Republicano y Demócrata, se juegan mucho. Los Republicanos consiguieron mayoría en ambas cámaras en 1994 y la han mantenido desde entonces. Ahora hay una posibilidad razonable de que los Demócratas se la arrebaten en la Cámara de Representantes. Y el asunto sobre el que pivota el posible resultado es, cómo no, el terrorismo. No es extraño. ¿O sí? En una encuesta reciente, de mediados de agosto, del Pews Research Center, menos del 2% de los estadounidenses quiere oír hablar a los candidatos sobre terrorismo en primer lugar. La prioridad de las preocupaciones es otra: precios de la gasolina, estancamiento de salarios, en fin, la economía. Recuérdese "Es la economía, estúpido." El estúpido de antes es, más o menos, el de ahora.

El mismo centro de investigación da otros datos que apuntan a que, en efecto, estas elecciones van a ser muy significativas. El índice de aprobación de la gestión presidencial sigue en un 37% que a mí me parece altísimo pero que es insólitamente bajo. Es decir, los Republicanos lo tienen crudo y, al igual que las ratas del consabido barco (es metáfora, sin ánimo ofensivo), bastantes de los candidatos toman distancias de un Presidente al que ven hundiéndose en la guerra iraquí. En algunos casos, los candidatos republicanos llegan a pedir la dimisión de Donald Rumsfeld, el Ministro de Defensa, así como una retirada del Irak. Mientras Rumsfeld va por ahí tildando de antiamericanos y de apaciguadores "muniquenses" a los que tales cosas proponen. El Pentágono dice que en el Irak se dan las condiciones para la guerra civil y el señor Bush afirma que eso es una alucinación. Es un momento interesante. Para ayudar a clarificar las dudas y muy en su estilo (estas son las cosas que admira en él el señor Aznar), el señor Bush ha abierto la campaña
de las elecciones mid term con un discurso belicoso en Salt Lake City, Utah, ante la 85ª Convención de la American Legion, que es una organización de excombatientes de un conservadurismo patriótico vociferante, cuyo emblema es el de la izquierda y cuya consigna reza For God and Country; en fin. Ante estos caballeros ha ido el Presidente a anunciar que, pues la gente no quiere caldo, taza y media: la política del siglo XXI es lucha contra el terrorismo; vamos a ganarla; y no nos iremos de Irak sin ganarla. Simple pero claro. Lucha contra el terrorismo es todo: el Irak, Afganistán, el Líbano, el Irán, Corea, en un totumrevolutum con los totalitarismos del siglo XX y el nuevo del "islamofascismo". Mezclar y embarullar es una curiosa manera de clarificar.

La suerte está echada. La guerra del Irak es tan impopular en los EEUU como el Presidente que la inició, el terrorismo sólo es preocupación real para el 2% de la población y los candidatos del Partido republicano son tan enemigos de la guerra como los del Demócrata. Bullshit. Ante los veteranos de la American Legion, el señor Bush ha decidido sostenella, probablemente porque no sabe ni puede hacer otra cosa.

Las diferencias entre Republicanos y Demócratas en la Cámara (231/204) y en el Senado (55/45) son notables y nada fáciles de invertir. Pero como la campaña gire en torno al terrorismo, es posible que suceda. Los Republicanos cuentan con el hecho, razonable, por lo demás, de que la mayoría de la gente, que no se fía ya de ellos, tampoco se fía de los demócratas. Pero esas son ilusiones porque hay algo esencial: los republicanos están divididos en el asunto que proponen como eje de la campaña, la guerra iraquí, mientras que los Demócratas, en eso, están unidos. Y los partidos desunidos no ganan elecciones. Esa es probablemente la razón por la que la señora Clinton está considerando retirar su candidatura a la nominación demócrata a la presidencia. Los demócratas, sobre todo los bloggers demócratas, no le perdonan su incondicional apoyo a la guerra iraquí.

En estas condiciones, los Repúblicanos sólo pueden esperar que se produzca

"algún acontecimiento externo que muestre un aspecto más positivo del Presidente y de su partido, como unsa serie de buenas noticias del Irak, el descubrimiento de un complot terrorista...."
No lo digo yo. Lo decía el Washington Post de ayer. A ver si el que descubrió a grito pelado la policía británica este verano no es suficiente y hay que descubrir otro.