diumenge, 2 de juny del 2019

TINSTAFL

Margaret Thatcher, la Iron Lady de los 80s, era firme seguidora de la escuela austriaca de economía y sus derivadas neoliberales. Recordaba a veces el lema de todas,  TINSTAFL, There Is No Such a Thing As a Free Lunch, "no existe el almuerzo gratis". A menudo recurría a una variación de su cosecha metodista de estricta observancia que le ha ganado el odio eterno del gremio de sociólogos, TINSTAS, There Is No Such a Thing As Society, "la sociedad no existe". Según ella solo existen los individuos y las familias.

Individuos o familias, nada es gratis; todo tiene un coste. Almuerzos o alcaldías. El artículo de Jordi Mercader es una buena guía para orientarse en los meandros de los pactos municipales en Barcelona, joya de la corona, aunque nadie sepa de qué corona. Grosso modo las dos opciones más verosímiles son la independentista y la de izquierdas. Pero no son equiparables, aunque una visión superficial así lo entienda. Si el veto recíproco ERC/PSC se mantiene, y no se ve cómo podría no hacerlo, la opción de izquierda aparece como segura ganadora ya que los números dan al sumar los concejales de los comunes, los del PSC y los votos que sean precisos de Valls/C's. A la opción independentista no le dan los números de ERC y JxC y, sin embargo, resulta más verosímil que la de izquierda con el PSC y los votos de C's, ambos partidos del 155. Verosímil la considera Maragall que insiste en negociar un acuerdo con los comuns y JxC.

Asombra la inquina que la alcaldesa muestra a este pacto. El veto de los comunes a JxC es más fuerte que el recíproco ERC/PSC y más fuerte también que el de los comuns a C's. Y eso requiere alguna explicación, dado que el pacto independentista tendría los votos de JxC gratis, en aparente contradicción del principio TINSTAFL. Pero solo aparente: la alianza con JxC supondría el coste para los comuns (en cuyo seno alienta Podem) de tener un alcalde independentista en Barcelona. Y ese coste les es inasumible, porque rompería el propósito de cerrar el paso al independentismo y, además, haría ya definitivamente imposible que los de Podemos se calzasen algún ministerio en Madrid, de esos que dicen que no les importan.

Mercader termina su crónica con filosófico pesimismo juzgando que los tripartitos municipales "son una entelequia al día de hoy" porque nadie quiere pagar los costes y, como sabemos, nada es gratuito.  No es que no haya nada gratis; es que el acto gratuito mismo es filosóficamente imposible, como comprueba el Lafcadio de Las cuevas del Vaticano, de Gide. Por eso,  las partes negociadoras suelen pedir altura de miras a los demás, capacidad para poner los intereses generales por delante de los particulares... ajenos.

Al final, así como la batalla de Catalunya en las europeas se dirimió entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, la de Barcelona es entre Ernest Maragall y Ada Colau. El eje independencia/no independencia, que es el que importa aquí, va de Puigdemont a Colau. Entre ambos, ERC; en qué posición exacta es justamente lo que está en debate hoy. La historia personal de los dos candidatos ilustra mucho sobre su actitud. Pero lo decisivo son las decisiones que tomen ahora, en las circunstancias actuales. 

En Maragall, que viene del PSC, pesa el discurso social de izquierda. Pero pesa más la pertenencia a un partido cuyo presidente es un preso político. Ese peso se aligeraría si el propio presidente alentara el entendimiento por lo social/izquierda con los comunes. Sin embargo, en la medida en que aparezca el PSC en el horizonte o, incluso, se siente a la mesa de una coalición la cuestión se pondrá más difícil. Y llegará a imposible si, para hacer realidad su propósito de impedir un alcalde independentista en Barcelona, Iceta pretende imponer la alcaldía de Ada Colau. 

A su vez, Ada Colau, tiene que elegir entre dos opciones: el pacto independentista con JxC o el pacto antiindependentista con el PSC y C's. Ambas tienen ventajas e inconvenientes para ella. Tantas que puede ocurrirle como al asno de Buridán, que murió de inanición al no poder decidirse entre dos montones de heno.