¿Qué creerá este buen hombre que es una huelga de hambre? Por el modo de expresarse da la impresión de pensar que se trata de una barbacoa. El desconocimiento de las dimensiones políticas y sociales de este episodio corre parejo con la ignorancia de sus dimensiones humanas y morales. Carece de sentido llamar su atención sobre lo deplorable de su discurso así como tratar de explicárselo. Si no lo vio antes y no se apresura a pedir disculpas ahora, es obvio que la persona coincide con el personaje.
La huelga de hambre ha revolucionado la revolución y abierto una etapa nueva de más intensa confrontación. La guinda la pone la decisión machoalfa de llevar el consejo de ministros a Barcelona protegido por las cohortes matritenses. Es una provocación en toda regla disfrazada de normalidad democrática. Si el consejo se reunió en Sevilla, ¿por qué motivo no en la otra punta, Barcelona? A Sevilla no fue necesario desplazar 9.000 policías. A lo mejor ese es un buen motivo.
Hay más en la actitud de Sánchez; más harina colonial. Observen la condescendencia con que habla de los independentistas como si fueran hirsutos miembros de tribus indómitas, incapaces de ponerse de acuerdo hasta para organizar una barbacoa. ¿De qué se puede hablar con gente incapaz de ponerse de acuerdo entre sí? Y ¿con quién?
Ahí está, presto al diálogo, con la mano tendida, el líder de 84 diputados, habiendo perdido la mayoría que lo llevó al gobierno mediante moción de censura, sin presupuestos (a pesar del celestineo de Podemos), sin perspectivas y sin proyecto para Catalunya. Pero riéndose de la incapacidad de los colonizados rebeldes (como tales los juzgan unos jueces) para ponerse de acuerdo hasta en algo tan trivial como una huelga de hambre.
Catalunya entera va a mostrar a Sánchez el próximo 21 el sentido de un acuerdo, un acuerdo que él, jactancioso, ha fijado en un 75% de la población y, en realidad, alcanza el 80%. Un acuerdo no de partido, ni de de grupo parlamentario, ni de coalición, ni alianza o asociación. Un acuerdo de una sociedad entera, en sus calles, ciudades, campos, empresas, vías públicas, etc. Un acuerdo masivo, pacífico, múltiple, con infinidad de variantes. Un acuerdo espontáneo, no impuesto, que deja en libertad a las partes para realizarlo a su manera pero convergiendo en un solo objetivo: rechazo a la presencia del ocupante y realización de un referéndum de autodeterminación.