Pues,Señor, siguiendo con la fábula de ayer, (Prometeo, Hércules y Júpiter), que salió al paso, hete aquí que Hércules abandona el Cáucaso del tormento y comunica a Júpiter que deberá liberar a Prometeo si quiere que este le confíe el nombre del deicida o le apruebe los presupuestos.
Muy bien, pero el trabajo que anuncia Iglesias, ¿en qué consistió, fuera de verse con todos los presos políticos? En nada. Fue a la cárcel a pedir el sí de los independentistas a los PGE sin ofrecer contraprestación alguna sino simplemente la común camaradería en el ideario de la izquierda universal. Y salió de la cárcel como había entrado: con un "no" si no hay contraprestaciones. Según él, esto es hacer el trabajo, lo cual lo empodera para decir al gobierno que ahora le toca a él. Pero le toca ¿qué? ¿Hacer el mismo trabajo que Iglesias, o sea, nada? ¿U ofrecer una contraprestación concreta? De ser así, las malas lenguas, incluidas las del gobierno, dirán que en efecto Iglesias hizo un trabajo: el del enemigo.
El cambio de doctrina de Podemos es obvio. Ya no se habla de la mejora vida de la gente (aquello de la derecha también de "los problemas reales de la gente"), ni de salarios, ni de alquileres, ni de beneficios aquí y acullá, ni del carácter social de los PGE que, según algún especialista, tampoco son tan sociales.
Se habla de la cuestión nacional. El truco de ignorar la cuestión nacional disfrazándola de social no funciona. La aseveración de Borrell de que, al final, los indepes aprobarán los PGE a pesar de sus "bravatas" pone el asunto en los términos de matonismo habituales en el pájaro, pero no ayuda nada. Todo depende de un gesto en la cuestión nacional, no de las cuentas públicas. Y el único "gesto" que cabe con las presas políticas y los exiliados/as es su liberación y la anulación de esta farsa judicial en la que se pretende condenar a unas gentes por delitos imaginarios.
La liberación de los presos políticos es, asimismo, la antesala de la negociación de un referéndum pactado. Esa es la cuestión que ha acabado imponiéndose, a pesar de los denodados esfuerzos de Podemos por ignorarla y evitarla, aplazándola a un futuro lejano de casi imposible acuerdo mayoritario en el Parlamento español a favor del tal referéndum. Milagrosamente ha resultado que esa mayoría está hoy segura si el PSOE une sus votos a los de Podemos, ERC, JxCat, PNV, Bildu. Si quieren, mañana puede convocarse un referéndum pactado, vinculante, con mediación exterior.
Lo que sucede es que el voto del PSOE será negativo. Y ahí es donde Podemos podría comprender por qué la izquierda catalana es independentista y antepone la cuestión nacional a la social. Y por qué su posición, la de Podemos, es tan difícil, por no decir imposible: queda reducido a la nada en Catalunya si acentúa la vertiente españolista/antiindependentista, pero corre peligro de ser barrido en las urnas en España si muestra proclividades negociadoras con el independentismo, por tibias que sean.
Un proyecto para España, pide a Podemos Carolina Bescansa. Cosa que materializa de inmediato acaudillando un movimiento feminista con base en Galicia.
Un proyecto para España sí que es trabajo para Hércules. Que lo hará encantado, pues es el fundador de la monarquía española, como es evidente.