Mi amigo Hèctor Suñol me autoriza a difundir en abierto su documental "U-O: ni olvido ni perdón", cosa que hago de mil amores. Dura media hora, que se pasa volando, con el ánimo sobrecogido por lo que se nos muestra y cómo se nos muestra. Un pueblo defendiendo pacíficamente su derecho democrático a votar contra una fuerza y violencia desmesuradas, vandálicas.
Eso no se puede olvidar.
Unas fuerzas de represión pertrechadas con todo lujo de aparato para apalear, destruir, herir o matar, empleándose a fondo sabedoras de que estaban obedeciendo órdenes injustas.
Eso no se puede perdonar.