Así estamos ahora en posición de peligro, batidos por todos los vientos, ora mansos, ora furiosos, cruzados, racheados, con una mar picada y llena de peligros, bajíos y rocas. Y ahí en medio las dos naves capitanas enfrentadas, los dos gobiernos en conflicto, tensos los gobernantes, los kybernetes, los que llevan el gobernalle, el gobierno. Los dos atentos a su rumbo con un ojo puesto en el otro. Los dos, el español, grande como un galeón y el catalán, más ligero, como un bergantín, navegando de bolina frente a los vientos de sus propios campos. En el caso del gobierno español, la presión de la derecha para que proceda con el art. 155 es creciente. Sánchez resiste a base de enmudecer sobre Catalunya, pero hasta en su propio partido tiene gente del club 155. Cuánto tiempo aguante teniendo en cuenta que no parece disponer de propuestas depende de la derrota del otro barco, más rápido y ágil de maniobra.
Tras la jornada parlamentaria del jueves, la Generalitat aparece paralizada de momento hasta el martes; luego, ya se verá. El aplazamiento ha suscitado críticas fuertes a los partidos. Y amenazas veladas del tipo de si los políticos no dan el paso, no se deciden, la gente lo hará. La cuestión es: hará ¿qué?
Aquí brota la ANC y anuncia un ultimátum, ahora que andan de moda. Exige al gobierno que implemente la República, no para hacerla efectiva, con lo cual ya no estoy muy seguro de entender lo que quiera decirse. De todas formas, es igual, el gesto de la ANC es puramente simbólico dado que da como plazo el 21 de diciembre próximo, casi dos meses después del que el propio govern ha dado a su ultimátum al gobierno, del 31 de octubre. A partir de ahí, se retira el apoyo al PSOE si no hay referéndum; el gobierno cae; hay elecciones generales y, cosa que pocos han previsto, se plantea la cuestión de si los independentistas han de participar en ellas o no. Y quizá se abra una situación en que la "implementación" de la República sea inevitable. O cualquier otra cosa.
Lo simbólico va unido a lo práctico y la ANC pretende revitalizar un ente del que, si no estoy equivocado, no se ha hablado mucho, el Consell de la República. Ponerlo en marcha es una necesidad cuando se habla de implementarla. Nada mejor que colegiadamenente, con una presidencia leegítima. Asunto práctico es también la posibilidad de elecciones anticipadas. Nueva coincidencia general; no interesan.
Para dar fuerza a su exigencia, la ANC anuncia que, de no cumplir el govern, habrá movilizaciones críticas en las calles. Manifas y eso. Su peso depende de imponderables. Pero la intención es clara: mover al govern a implementar la República. Implementar, recuérdese, no es hacerla efectiva. Pues más parece un anuncio de apoyo que de crítica u oposición. En realidad, forma parte de la dinámica interna del independentismo que ahora se encuentra con unos vientos nuevos y poderosos que no tenía registrados, como los CDR.
El govern podrá hacer valer las cautelas enviadas por Oriol Junqueras desde una entrevista en TVE por la que ya está la derecha en pleno pidiendo pidiendo cabezas, todas, del rey abajo, claro. Y hacerla valer con la interpretación que le da la prensa unionista, como una reconvención más o menos oculta. Sin embargo, lo que dice Junqueras es la evidencia misma: prudencia, sensatez, trabajo, nada de espectáculos, estricta no violencia, diálogo con Madrid y relación bilateral con el Estado. ¿Hay algún indepe que rechace uno solo de estos puntos? O ¿alguien cree que la "relación bilateral con el Estado" de Junqueras coincide con las comisiones bilaterales de Sánchez?
Con manifestación o sin manifestación, con buen o mal viento, la República es el único puerto posible. Los tripulantes que no se sientan con ánimos para llegar, lo dicen en la ANC, en los CDR y por doquier, harán bien en desembarcar antes del último encuentro con el galeón que cierra el paso.