En unos diálogos de actualidad sobre la República. Sí, la República está de actualidad, pero en Catalunya. En España, de actualidad está la monarquía corrupta, con estos reyezuelos que se suben desvergonzadamente un sueldo ya de por sí desorbitado y que no se han ganado nunca, salvo que se considere el parasitismo como un puesto de trabajo. Paul Lafargue, el yerno de Marx, escribió un libro con el provocativo título de El derecho a la pereza en el que ponía como chupa de dómine el trabajo, concepto fundamental en la obra de su suegro. Lo que no se atrevió a escribir es un derecho al parasitismo, aunque esté muy extendido, porque ni los perezosos o gandules quieren ser parásitos.
La República habla catalán, idioma casi arcano para el resto de la península. Y tiene mucho que contar. Parece que el Parlament va a votar una moción declarando la monarquía española institución no grata en Catalunya. Y esa moción, presentada por los indepes, tendrá, es de suponer, el voto favorable de los Comuns, aunque nunca es seguro algo que tenga que ver con Colau, cuya idea del valor de las instituciones se reduce a su valor de cambio; no de uso.
La coexistencia de la República catalana y la monarquía española se me antoja problemática, sobre todo por la conocida intransigencia de los republicanos en asuntos de principios. Porque, por lo que afecta a los monárquicos, no habría mucho problema. Con tal de que los dejen seguir parasitando, coexisten hasta con Belcebú.
Nos vemos en Mollerussa a 2/4 de nou del vespre; o sea, a las ocho y media, en la Sala Polivalent de l'amistat.