diumenge, 2 de setembre del 2018

Hoy, reflexión




Después del pedazo congreso que se marcó ayer la Xarxa Republicana en Celrà, al que asistí casi en su totalidad, me ha quedado poco tiempo para enterarme de las quisicosas que llamamos del mundo real, como si el mundo virtual no fuera real. Ya se sabe: declaraciones de unos u otras políticas; el presidente Sánchez haciendo las Américas con ritmo de amenaza caribeña; el tsunami amarillo del Estado; la hospitalidad de los participantes en la Diada que ofrecen alojamiento a los peregrinos de la libertad  el 11-9 en Barcelona;  las negociaciones sobre unos presupuestos que nadie sabe si se acordarán, menos si se aprobarán y aun menos si se ejecutarán; el encuentro entre la ministra Calvo y la consellera Artadi, que los medios llaman "secreta", cuando no puede serlo pues es pública, aunque, eso sí, a puerta cerrada; el presidente Torra preparando su conferencia del martes con su espíritu churchilliano que algunos medios le habían detectado y aprovechado para interpretarlo torcidamente. Es el espíritu del célebre "sangre, sudor y lágrimas" resumido en el "sacrificios" del MHP.

Pero por la independencia. De eso iba el Congreso de ayer. (Reitero mi felicitación a los organizadores porque ha sido una genialidad que abre todavía más caminos). De eso y de la República Catalana. De hecho, el título oficial del evento era I Congrés de Piulaires per la República Catalana. Lo dijo el presidente Puigdemont, en calidad de "Piulador a l'exili" y todas y todos más o menos coincidimos, incluidos otros exiliados, como Valtonyc y Carrasco. El congreso hace visible el impacto de las redes en la revolución catalana en marcha y, entre las redes, claro, tuiter que está en primera línea de la batalla mediática. Su misión: contrastar en tiempo real la información, verificarla o desmentirla, contextualizarla y difundirla. Un tiempo real a veces de minutos. Se tarda menos en detectar un fake que en fabricarlo. Y todo eso en un clima de amenazas, agresiones, insultos, calumnias paara generar "ruido" e impedir una comunicación emancipadora sin conseguirlo porque enfrente tienen un movimiento social muy amplio, estructurado y coordinado de modo flexible en una simbiosis entre las redes virtuales y las relaciones a través de las asociaciones. Algo así es indestructible.

Porque, además, es nuevo. Los distintos debates que hubo ayer se vivieron como especie de asambleas espontáneas de tuiteras que provechaban la ocasión para interactuar con sus referentes y con los políticos. Y, en general, creo que el criterio que espontáneamente más se respaldó fue el de unidad. Fue una jornada en la que se hizo realidad aquello tan trillado pero tan cierto de "no preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregunta qué puedes tú hacer por tu país."

(El vídeo recoge, me parece cuatro horas. Hay cuando menos otros tres en la dirección de You Tube de la Xarxa Republicana.)