He leído comentarios encendidos sobre la decisión del Consistorio de Guadalajara de cobrar por la exhumación de Timoteo Mendieta. Tachan a los ediles del PP –los firmantes del recibo- de “ratas”. Es una injusticia. No creo que haya o haya habido rata alguna capaz de hacer con una semejante lo que los regidores municipales han hecho con Timoteo Mendieta. Ni rata, ni roedor, ni mamífero alguno, a excepción del hombre.
Por eso, el gesto del gobierno de la vara no es comparable a nada, salvo a sí mismo. Es un gesto de hombre. De homo sapiens, que dice regirse por la norma de oro de la moral de “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Tres veces se ha manifestado el mismo espíritu cainita a lo largo de las generaciones: una, cuando asesinaron a Timoteo; dos, cuando silenciaron su memoria; tres, cuando se penaliza su exhumación.
Los autores de las tres monstruosidades no son físicamente los mismos. Sí lo son política y moralmente.
Los autores de las tres monstruosidades no son físicamente los mismos. Sí lo son política y moralmente.