El ministro Catalá no dimite tras haber sido reprobado por el Parlamento porque se siente respaldado por Rajoy. Un caso de gobierno contra Parlamento. Y ¿quién respalda a Rajoy? Curiosamente, ese mismo Parlamento que le otorgó su confianza para gobernar sin que, hasta el momento, se la haya retirado. Así que el ministro goza indirectamente de la confianza del Parlamento que lo ha reprobado directamente. Si este quiere que el ministro dimita, tendrá que pedir la dimisión de Rajoy.
Merecido, desde luego, lo tiene. Ayer se mofaban las redes de que un presidente que pretende declarar por plasma en un proceso en la provincia de Madrid por falta de tiempo, lo tenga para ir a Cardiff a vivir intensamente el triunfo de la gran nación, terror del fútbol mundial. Es un rasgo más en la imagen de un personaje que no solamente no ha dignificado la figura del presidente del gobierno, sino que la ha dejado a la altura del betún.
Obvio: un ministro de Justicia bajo sospecha de comportamientos inapropiados debiera presentar su dimisión de inmediato. Aunque, a estas alturas, ya da un poco igual. El gobierno al que pertenece ese ministro no tiene más política que la procesal.